Mercados

Dólar, el nuevo índice del miedo

El jefe de análisis del Banco Internacional de Pagos, Hyun Song Shin, dijo que el fortalecimiento del dólar tras la victoria electoral de Donald Trump en los Estados Unidos no debe interpretarse como una señal de confianza de los mercados.

La moneda más negociada del mundo se está convirtiendo en una medición del miedo.

Esa es la opinión de Hyun Song Shin, jefe de análisis del Banco Internacional de Pagos (BIS por sus siglas en inglés).

Un dólar más fuerte puede deprimir la demanda de crédito y reflejar un menor interés de los inversores por los activos de mayor riesgo, escribió Shin en un informe que difundió el BIS este martes.

El análisis indica que el fortalecimiento del dólar tras la victoria electoral de Donald Trump en los Estados Unidos no debe interpretarse como una clara señal de confianza de los mercados.

En realidad, el dólar se ha convertido en una nueva medición del miedo, en reemplazo del índice de volatilidad VIX de la Bolsa de Opciones de Chicago, escribió Shin.

"El barómetro del interés por el riesgo y el apalancamiento se ha desplazado del VIX hacia el dólar", dijo.

"Dado el papel del dólar de barómetro del interés global por el apalancamiento, podría no haber ganadores como consecuencia de un dólar más fuerte", añadió Shin.

Años de flexibilización monetaria por parte de los bancos centrales han mantenido baja la volatilidad de las acciones al tiempo que comprimen los diferenciales de crédito. Eso le ha restado capacidad predictiva al VIX.

Al mismo tiempo, ha llevado a más inversores y tomadores de crédito internacionales hacia el dólar.

1
OBLIGACIONES EN DÓLARES

Dado el aumento global de las obligaciones con denominación en dólares, una moneda más fuerte podría derivar en un menor interés por el riesgo en las inversiones y en una menor demanda de préstamos en dólares para la adquisición de activos de relativa volatilidad, según el informe que publicó la institución con sede en Basilea, Suiza, que representa a los bancos centrales.

El VIX es una medición de la volatilidad implícita calculada a partir de lo que pagan los inversores por las opciones en el índice de acciones S&P 500.

Antes de la crisis financiera de 2008 había una estrecha relación entre el apalancamiento y el índice, según el análisis. Cuando el VIX era bajo aumentaba el apetito por la toma de crédito y viceversa.

Pero la crisis obligó a las autoridades a bajar los costos crediticios a niveles récord, lo que redujo las fluctuaciones de los precios. La medición, que ha promediado este año alrededor de 16, difiere mucho del récord de 80.9 de hace casi ocho años.

Conforme bajaban las tasas de interés, en algunos casos hasta niveles negativos, los inversores buscaban activos de mayor rendimiento. Dado el papel global del dólar como moneda preferida para la toma de crédito, la mayor parte de esos activos está denominada en la moneda estadounidense.

Los rendimientos a largo plazo de valores en dólares, por ejemplo, han sido más altos que los bonos de similar vencimiento en Japón, la zona del euro y Suiza.

:

También lee: