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¿Qué son los ‘pedos de monja’?

Esta preparación es ya es un dulce típico de Querétaro y tiene varias deliciosas versiones.

“Aquí hay pedos de monja”, se anuncia en las afueras de algunas dulcerías de Querétaro. Quienes no los conocen primero se extrañan por el nombre, pero luego de atreverse a probarlos lanzan un suspiro por su dulce sabor.

“¡Ay, yo como puros merengues, yemitas y pedos de monja!, dice la fina de Finita”, escribe Elena Poniatowska en Luz y luna, las lunitas.

Este es un alimento de la repostería, en la cual hay otras referencias de preparaciones con este tipo de nombres, también existen los “pellizcos de monja”, los “suspiros de monja” o las “tetillas de monja” (o de novicias).

La voz popular cuenta que su historia comienza al otro lado del mundo, como un postre catalán creado por un italiano.

Según la leyenda, el nombre que le dio su creador era petto di monja o petto di monaca, es decir, “pecho de monja”, pero los catalanes lo pronunciaron “pedo” y así quedó su nombre.

La variedad de sus formas

Este dulce tiene muchas variantes y recetas a veces lo encontramos como chocolate (más parecido a una trufa), otras como buñuelo de viento.


En el diccionario de Larousse Gastronomique está bajo el nombre Pet-de-nonne: “Buñuelo de pasta choux grande como una nuez, cocido en una fritu­ra no muy caliente, que proporciona una bolita ligera y muy hinchada, y de ahí su nombre (que significa pedos de monja’)”.

Se se sirven dorados y espolvoreados con azúcar y salsas de frutas, a veces van rellenos de crema o mermelada, según se explica.

La receta fue adaptada y popularizada en especial en Querétaro, a veces se agrega a su mezcla ralladura de limón.

Se ha popularizado una versión gourmet de una boutique artesanal llamada El Palacio del Chocolate, en Querétaro, el cual promueve una preparación con chocolate con ese nombre y la frase “Más vale adentro que afuera”.


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