Financial Times

Indecisos tienen en sus manos el futuro de España

A sólo unos días de que la elección general en España se lleve a cabo, los políticos navegan con incertidumbre ya que aproximadamente el 42 por ciento del padrón electoral aún no han decidido a quién le dará su voto.

Los vastos números aún por decidirse han dejado a España en el límite, esto con las elecciones a la vuelta de la esquina.

Toda su vida, Juan Martínez Alonso ha votado por el partido Popular de centro derecha, pero esta vez podría ser diferente.

A días de que la elección general del domingo inicie, el hombre de 38 años y dueño de un negocio dice que su voto aún no está decidido.

Quizás se mantenga con el PP y su líder, el primer ministro Mariano Rajoy, que considera ha realizado un trabajo decente manejando la economía, pero el señor Martínez también se siente atraído por el partido de ideología central, Ciudadanos, que promete combatir la corrupción y transformar el disfuncional mercado laboral y el quebrado sistema educativo del país.

"Con los nuevos partidos, por lo menos sabes que vienen con las manos limpias", menciona. "Yo sólo quiero que los políticos dejen de robarme".

Martínez Alonso es parte de la ola multitudinaria de votadores indecisos que mantendrán a los políticos españoles y a los encuestadores en vilo hasta el domingo en la noche.

Nunca antes los votantes habían estado tan confundidos a sólo unos días de la votación; tampoco nunca había habido tantos votantes diciendo estar listos para abandonar lealtades políticas antiguas y optar por un partido diferente.

"Estas son las elecciones más volátiles de nuestra historia", menciona Jose Pablo Ferréndiz, investigador principal en Metroscopia, el grupo español de análisis estadístico. "En 2011, cerca de 2 millones de personas cambiaron su voto en comparación con las elecciones anteriores. Este año, estamos hablando de aproximadamente 8 millones".

De acuerdo a una investigación reciente del estado respaldada por el instituto de investigación CIS, cerca del 42 por ciento de votantes aún están por decidir a qué partido van a apoyar.

El número de españoles que, como Martínez Alonso, están entre el PP y Ciudadanos, es de aproximadamente 1.4 millones. Hay otros 1.1 millones que están entre el PP y los Socialistas, y otro 1.1 millones que no se ha decidido si votara por los Socialistas o los Ciudadanos.

Ellos forman parte de los grandes desconocidos que sostienen no sólo la elección del domingo sino el futuro político de España. También apuntan hacia atrás hacia las convulsiones sociales y económicas que ha tenido España lo que ha hecho que viejas lealtades políticas se rompan.

Los políticos y analistas están coinciden en que el rompimiento del bipartidismo en España (El PP y los Socialistas juntos rara vez habían tenido menos del 70 por ciento de los votos) tiene sus raíces en el post de la crisis económica y financiera de 2007.

El estallido de la burbuja inmobiliaria de España y la recesión llevó a la pérdida de millones de empleos. Decenas de miles de personas fueron desalojadas de sus casas porque ya no podían seguir pagándolas.

Los jóvenes trabajadores se vieron estancados, sin prospectos de un avance económico y social y continuamente sin más elección que abandonar el país. Como sea, los fieles votantes tienen en España instituciones tradicionales y líderes que también han temblado al ver un serie interminable de escándalos de corrupción.

El partido socialista, que ha estado en el mando desde que la crisis comenzó, perdió millones de votantes después de la recesión.

"La crisis y la manera en la que el partido socialista la manejó convirtió a miles de votantes en huérfanos políticos. Incluso hoy día, muchos dicen que el PSOE fue el responsable de la crisis", menciona Ferrándiz.

Después de 2011, cuando Rajoy tomó el poder, el PP comenzó a derramar simpatizantes de la misma manera. Las encuestas sugieren que el partido que está en el poder emergerá como la principal fuerza en el parlamento de nuevo, pero verá caer el apoyo hacia ellos de 45 por ciento de los votos a 30 por ciento de los votos.

En las elecciones previas, todos los votantes decepcionados tendieron a mostrar su enojo al abstenerse. Este año, por primera vez en décadas, tienen una opción.

"Los nuevos partidos vieron que había una demanda que no estaba siendo abastecida. Simplemente se comportaron como emprendedores políticos", dijo Jorge Galinfo, editor del sitio Politikon.

Los votantes de edades avanzadas se mantuvieron significativamente leales a los partidos viejos, con Ciudadanos y el partido anti-austeridad, Podemos, enfocándose más en los votantes jóvenes.

Los analistas como el señor Galindo hablan de una "nueva escisión" corriendo a través de la sociedad española, una que divide, no a los votantes de la izquierda y de la derecha sino aquellos que quieren romper con el viejo sistema de partidos y aquellos que no.

Como el señor Ferrándiz lo apunta, esto se agrega a "un campo de batalla muy complicado".

Los votantes tienen que decidir, no sólo si prefieren a la izquierda o la derecha, lo nuevo o lo viejo, sino también cuál de las dos decisiones es más importante.

Otro elemento de incertidumbre está ligado al hecho de que ningún otro partido tendrá la capacidad de gobernarse a si mismo y que aún no está claro cómo los cuatro principales partidos se acercarán a las conversaciones de coalición tras las elecciones del domingo.

Para el señor Martínez Alonso, y para algunos millones de votantes españoles, los próximos días se esperan agonizantes.

"Probablemente decidiré a última hora", menciona.

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