Financial Times

Venezolanos cruzan la frontera en busca de alimentos

La familia Torres formó parte del grupo de 35 mil venezolanos que entraron en Colombia el domingo después de que el gobierno de Nicolás Maduro abrió el paso durante 14 horas para permitir que los ciudadanos pudieran comprar productos básicos.

Omar Torres se emocionó cuando cruzó el puente Simón Bolívar entre Colombia y Venezuela junto con su esposa y sus hijas. "Casi lloramos cuando entramos en Colombia y nos dimos cuenta de que íbamos a poder comprar los alimentos que nos hacen falta en Venezuela", dijo.

La familia Torres formó parte del grupo de 35,000 venezolanos que entraron en Colombia el domingo después de que el asediado gobierno socialista de Nicolás Maduro abrió el paso durante 14 horas para permitir que los ciudadanos venezolanos pudieran comprar productos básicos en medio de la escasez crónica de medicamentos y alimentos en el país. Según el gobierno, Maduro cerró la frontera en agosto del año pasado para combatir el contrabando. Los observadores consideran que esto es un anticipo de lo que podría ser una crisis humanitaria si no se toman medidas para frenar el espiral descendiente de Venezuela. Funcionarios de alto nivel en Colombia han dicho que "ya existe un plan" para albergar a refugiados en caso de que hubiera una implosión social en el país vecino, en el que viven alrededor de 3 millones de colombianos.

El éxodo del domingo fue precedido por un incidente la semana pasada donde unas 500 mujeres venezolanas — vestidas de blanco como un "símbolo de paz" en homenaje al movimiento disidente cubano — desafiaron el cierre de la frontera, ignoraron a los guardias venezolanos y entraron en Colombia para adquirir bienes básicos.

José Vielma Mora, el gobernado socialista de Táchira, el estado fronterizo venezolano, dijo que estas acciones fueron coordinadas por la oposición para crear el "caos".

Sin embargo el domingo en la ciudad colombiana de Cúcuta, venezolanos de todo el país llenaron los supermercados y calmadamente compraron grandes cantidades de arroz, aceite y harina de maíz. Estos artículos escasean en Venezuela o se venden a precios exorbitantes por los "bachaqueros" o revendedores de productos básicos subsidiados.

"Hay varias señales que indican que la población simplemente no tiene lo que necesita para alimentarse", dijo Phil Gunson, un analista del International Crisis Group en Caracas. "También es evidente que las fuerzas de seguridad se están enfrentando a dificultades para contener los disturbios causados por la falta de alimentos y otros bienes básicos. Aunque Venezuela aún no está enfrentando una hambruna, hay indicaciones de que el país está entrando en un período de crisis alimentaria".

Estas señales incluyen la creciente incidencia de la desnutrición. El saqueo y los disturbios provocados por la escasez de alimentos son cada vez más comunes. Los funcionarios socialistas normalmente dicen que los culpables de los problemas son sus enemigos de derecha y los líderes empresariales del país que han lanzado una "guerra económica" con el apoyo de Washington. La ministra de relaciones exteriores de Venezuela negó ante la Organización de los Estados Americanos que su país estaba pasando por una crisis humanitaria.

Hay una escasez de más de 80 por ciento de los productos básicos en los estantes de los supermercados en Caracas, según Datanálisis, una empresa encuestadora. La producción de alimentos se ha desplomado, dicen expertos en la industria, debido a los controles de divisas y de precios y al impacto de las nacionalizaciones en la industria de los alimentos. El gobierno debe 30 mil millones de dólares a proveedores e importadores privados, según Ecoanalítica, una empresa de asesoría en Caracas.

La escasez de productos básicos probablemente empeore conforme los productores de bienes de consumo luchan por mantenerse a flote en el país dependiente de importaciones. Las empresas en Venezuela no han podido comprar materias primas ni obtener dinero en efectivo y tanto los productores como los consumidores empobrecidos se han visto particularmente afectados por la creciente inflación la cual según el FMI sobrepasará 481 por ciento este año y alcanzará un apabullante 1,643 por ciento en 2017.

El sábado, Kimberly-Clark se convirtió en la última compañía en cerrar sus operaciones en el país. La empresa estadounidense — productora de papel higiénico, pañales y pañuelos desechables — anunció "la suspensión indefinida de operaciones comerciales en Venezuela, con efecto inmediato, debido al deterioro de las condiciones económicas y comerciales".

Empresas Polar, la mayor productora de alimentos del país ha dejado de producir cerveza hasta que pueda tener acceso a la moneda extranjera para comprar los materiales necesarios.

Conforme los venezolanos cruzaron el puente internacional de Simón Bolívar de vuelta a sus hogares el domingo, una pancarta les dio la despedida: "Adiós amigo.

Vuelve pronto". Por el momento, a los venezolanos como Torres no les queda más remedio.

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