Financial Times

¿Una nueva burbuja tecnológica está a punto de estallar?

Estamos en las etapas donde hay mucho dinero para invertir en cosas de muy poco valor y en el Foro Económico Mundial de este año salieron a relucir.

Hubo muchas contradicciones entre el Foro Económico Mundial (FEM) en Davos la semana pasada y el mundo real. Una de las más notables fue el optimismo que mostraron muchos participantes con respecto al sector tecnológico, que contrasta con lo que los propios mercados esperan del sector tecnológico este año.

La inminente avalancha de ofertas públicas iniciales (OPI), en particular, parece frágil. El director ejecutivo de Uber, Dara Khosrowshahi, dio varias conferencias en Davos sobre la próxima salida a bolsa de la compañía. Pero sus charlas tuvieron cierto aire de desesperación. Uber, junto con Lyft y una serie de otras grandes compañías tecnológicas privadas, como Slack y Airbnb, probablemente intentarán salir a bolsa lo antes posible, no sólo por las preocupaciones sobre una inminente recesión y la volatilidad de los mercados, sino porque han crecido tanto con la financiación privada que no está claro si el mercado podrá sostener sus valoraciones. (Por ejemplo, la de Uber se calcula en 100 mil millones de dólares). Quieren su dinero mientras la situación sea favorable.

Es una situación que es, de cierta forma, aunque no totalmente, similar al auge y fracaso de las puntocom que se produjo a principios de siglo. En ese momento, yo trabajaba en capital de riesgo en Londres. Compañías como la ahora desaparecida minorista en línea boo.com — la pets.com de Europa — gastaban millones en atractivos anuncios, y los potenciales empresarios buscaban dinero fácil en los foros de redes como First Tuesday para las empresas "startup".

En ese momento, al igual que ahora, estábamos en las últimas etapas de un ciclo crediticio, donde había mucho dinero para invertir en cosas de muy poco valor. Y en ese momento, al igual que ahora, los inversionistas contaban con una serie de salidas a bolsa exitosas para echarle más gasolina a unos mercados que, claramente, estaban exageradamente inflados. Todos sabemos cómo terminó eso, a ambos lados del Atlántico.

Eso no quiere decir que no se creó un valor en ese momento, como se ha creado ahora. Por cada vendedor de comida para perros que fracasó o cada proveedor de camisetas caras que quebró tras el estallido de la burbuja de las puntocom, se instalaron kilómetros de cable de banda ancha, lo cual creó la infraestructura que las compañías como Google ahora aprovechan. Actualmente, la economía colaborativa tiene mercados y comodidades que antes no existían.

Mientras los inversionistas estén dispuestos a aceptar el crecimiento como un parámetro para el valor, esta tendencia continuará.

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