Financial Times

¿Por qué EU será una pieza clave en la lucha contra el cambio climático?

Dos planes diferentes para combatir el problema pudieran combinarse en un compromiso viable.

¿Es posible que EU pase de ser un país rezagado a ser un líder en la lucha contra el cambio climático global? Dos anuncios recientes — la declaración de los "economistas sobre los dividendos del carbono" y el Nuevo Trato Verde ("Green New Deal", en inglés) — sugieren que así pudiera ser. Intelectualmente, estas propuestas son de diferentes planetas. Pero podrían sentar una base para algo razonable. Y, más importante aún, las personas influyentes al menos están de acuerdo en que es inadmisible que EU mantenga su actual posición.

La declaración ha sido firmada por 3333 economistas estadounidenses, incluyendo a cuatro expresidentes de la Reserva Federal, 27 ganadores del premio Nobel y dos exsecretarios del Tesoro. Tiene cuatro elementos: una tarifa de carbono que aumenta gradualmente, comenzando en 40 dólares por tonelada; un dividendo que se le paga "al pueblo estadounidense igualmente y trimestralmente"; ajustes fronterizos en cuanto al contenido de carbono de las importaciones y exportaciones; y eliminación de regulaciones innecesarias. Este plan también se propondrá a "otros países líderes en emisiones de gases de efecto invernadero".

El Nuevo Trato Verde es la creación de un grupo de demócratas de la Cámara de Representantes, dirigido por Alexandria Ocasio-Cortez. Es una propuesta para transformar la economía estadounidense. Entre los objetivos notables relacionados con el clima se incluyen "satisfacer el 100 por ciento de la demanda de energía en EU a través de fuentes de energía limpias, renovables y de cero emisiones"; "construir o cambiar a redes eléctricas eficientes, distribuidas e 'inteligentes'"; y "actualizar todos los edificios existentes en EU y construir nuevos edificios para lograr la máxima eficiencia energética".

EU es un fundamental participante en las discusiones sobre el cambio climático global por cuatro razones: es el segundo emisor de gases de efecto invernadero más grande del mundo, representando 14 por ciento del total; sus emisiones per cápita son extremadamente elevadas; cuenta con recursos tecnológicos excepcionales; y ha sido altamente recalcitrante. En resumen, la participación estadounidense es una condición necesaria, aunque no suficiente, para enfrentar la amenaza climática.

Por desgracia, esa amenaza se ha vuelto inminente, como lo señala el Nuevo Trato Verde. El aumento de las temperaturas promedio por encima de los niveles preindustriales ya es de 1 grado centígrado. Se necesitarán dramáticos cambios para mantenerlas por debajo de los 2 grados centígrados, ni hablar de menos de 1.5 grados centígrados. Cuanto más se eleve la temperatura, más impredecibles y peligrosos serán estos irreversibles cambios. Sobre todo, la tendencia hacia mayores emisiones debe revertirse muy pronto si ha de detenerse el aumento de las concentraciones atmosféricas.

Ésta es una de las razones por las que la dependencia en los incentivos de precios calibrados que les encantan a los economistas es inadecuada. Los retos aquí son cambios irreversibles en el clima con efectos inciertos, por un lado, y las consecuencias imperfectamente predecibles de la fijación de precios del carbono en las emisiones, por el otro lado. Los objetivos cuantitativos son ineludibles. Además, los cambios necesarios en la forma en que funciona la economía exigirán cambios en la planificación espacial, en los reglamentos de construcción, en la regulación de la energía nuclear, en el gasto en investigación y desarrollo, y en la difusión de nuevas tecnologías en el mundo entero. El mecanismo del precio es poderoso. Pero, como lo deja claro un informe de la Comisión de Transiciones Energéticas, no será suficiente. El plan de los economistas podría haber sido adecuado si se hubiera implementado a nivel mundial hace tres décadas. Actualmente, es casi seguro que no lo será.

El Nuevo Trato Verde reconoce la necesidad de intervención reguladora y de inversión en infraestructura. Desafortunadamente, no le da importancia alguna a los incentivos en lo absoluto. Una carta preparada por activistas que apoyan el Nuevo Trato Verde estipula que "nos opondremos enérgicamente a cualquier legislación que… incluya mecanismos basados en el mercado y opciones tecnológicas como el comercio y la compensación del carbono y de las emisiones, la captura y almacenamiento de carbono, la energía nuclear, el aprovechamiento energético de residuos y la energía de biomasa".

EU no puede resolver una amenaza global por sí mismo. Pero pudiera combinar lo mejor del plan de los economistas y del Nuevo Trato Verde. Después necesitaría volverlo global. Esto pudiera hacerse mediante una combinación de 'recompensas' (exportando tecnología libremente y ayudando a los países pobres) con 'castigos' (impuestos fronterizos al carbono). Ésta también pudiera ser un área en la que EU, la Unión Europea (UE) y China pudieran cooperar entre sí. Por supuesto, no se puede esperar nada tan progresista de parte de la administración de Trump.

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