Financial Times

Musk quiere ser el ´Apple´ de los vehículos autónomos, pero le queda un largo camino

Musk está acelerando demasiado en su búsqueda del dominio de los automóviles de autoconducción

La presentación de Tesla el lunes de sus ambiciosos planes para los ´robotaxis´ autónomos comenzó 40 minutos tarde, así es que los inversionistas participantes en la transmisión de video en vivo tuvieron suficiente tiempo para ver una película promocional sobre los placeres de conducir sus autos. Una y otra vez, acompañados por una banda sonora pulsante, los Tesla circulaban a través de colinas iluminadas por el sol en una jubilosa libertad.

Cuando finalmente comenzó el evento, Elon Musk, el fundador y el principal 'hombre espectáculo' de Tesla, mostró una similar prisa por superar a sus rivales obteniendo la aprobación regulatoria para automóviles de autoconducción el próximo año. Los conductores de Tesla podrán quitar las manos del volante y contemplar el paisaje a su alrededor de manera segura mientras el auto se autoconduce, él prometió.

Siempre es difícil saber cuán seriamente tomar las afirmaciones de Musk en relación con sus productos. Este evento representó una útil distracción de la reciente caída de ventas de Tesla y de la esperada revelación de los deficientes resultados del primer trimestre el miércoles. Su insistencia en que es una "locura financiera" comprar algo que no sea un Tesla puede tomarse con ciertas reservas.

Pero, esta vez, la brecha de credibilidad es más amplia que el exceso de optimismo acerca de cuán rápidamente progresará Tesla. Su visión de cómo la compañía debería ignorar el enfoque de la tecnología autónoma adoptada por los competidores y, en cambio, fabricar automóviles que se guíen por reconocimiento visual y por aprendizaje automático, es riesgoso para los conductores y es cuestionable para la misma Tesla.

Musk está decidido a demostrar que Tesla posee tecnología superior a la de competidores como Waymo, la unidad de vehículos autónomos de Alphabet, la compañía matriz de Google. Waymo y otras empresas han estado realizando pruebas de los robotaxis de autoconducción que siguen mapas tridimensionales de alta definición de sus alrededores en áreas definidas con ´geoperimetraje´ (conocido en inglés como "geofencing") que establecen límites virtuales. Los vehículos están programados para no aventurarse más allá de los distritos que ya han sido mapeados.

Estos automóviles dependen del LIDAR, un sistema de medición y detección de objetos mediante láser. Un enorme escáner en la parte superior del vehículo emite pulsos de láser para monitorear el entorno a medida que avanzan los autos a su alrededor y para identificar a otros vehículos y transeúntes. Si conducen alrededor de una curva, los coches ya tienen una idea de lo que les espera del otro lado gracias al mapa incorporado, lo cual limita los riesgos.

Este enfoque no es lo suficientemente ambicioso para Musk. Él quiere que los Tesla realicen la tarea de autoconducirse sin lo que él llama las "muletas" de los mapas 3D o del LIDAR: "El LIDAR es patético", él insistió. En su lugar, Tesla ha diseñado su propio chip para procesar y comprender las imágenes provenientes de ocho cámaras, así como los datos de 12 sensores y de un radar.

Será muy impresionante si funciona, dado que cada Tesla tiene que 'entender' el mundo mientras conduce (entrenado por los datos del resto de la flota).

La batalla entre los mapas y el reconocimiento de imágenes es más que un concurso tecnológico; se trata de compartir versus ir por sí solo. Musk quiere que Tesla esté integrada verticalmente, desde fabricar sus propios vehículos y software, hasta operar una plataforma de robotaxis exclusivamente para los Tesla. Él quiere que Tesla controle el ecosistema, como una Apple automotriz.

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