Financial Times

Lo que pasa en Grecia es un 'déjà vu' para Argentina

Los argentinos, quienes vivieron una crisis de impago en 2001, observan con una sensación de 'déjà vu' la situación por la que atraviesa Grecia, de la que sospechan que dejará secuelas graves, por lo que economistas de ese país insisten en que la austeridad griega es un error y se necesita otra reestructuración de la deuda.

En un crucero por el Mediterráneo, Domingo Cavallo, ministro de Economía de Argentina en el período previo al espectacular colapso económico del país en 2001, quedó desconcertado cuando no pudo usar su tarjeta de crédito durante una breve parada en suelo griego la semana pasada.

"No van a poder mantenerse muchos días en esa situación", dice el Sr. Cavallo, a quien muchos argentinos recuerdan con odio como el hombre responsable del infame 'corralito' que congeló las cuentas para evitar el pánico bancario poco antes de lo que se convirtió, en ese momento, en el mayor incumplimiento de deuda soberana en la historia.

A medida que se desarrolla la crisis de la deuda griega, los argentinos la observan con una cansada sensación de "déjà vu". Muchos temen que la historia pueda repetirse – excepto que sospechan que las consecuencias en Grecia podrían ser aún peores.

El Sr. Cavallo advierte que la salida de Grecia de la eurozona tendría "consecuencias terribles" – mucho más graves que el impacto de las medidas de austeridad fiscal que los acreedores de Grecia han exigido. "De hecho, los que sugieren que Grecia debería hacer lo mismo que Argentina en 2002 están dando muy malos consejos", dice, argumentando que la notable recuperación económica de Argentina fue gracias al auge de los precios de los productos básicos.

Aunque pocos niegan la gravedad de la situación en Grecia, la defensa que hace el Sr. Cavallo de la austeridad es contraria a la opinión de muchos otros en Argentina – principalmente la de la presidenta Cristina Fernández.

Su celebración del rechazo griego a las condiciones de los acreedores en el referéndum realizado el domingo como una "victoria absoluta para la democracia y la dignidad" fue repetida por otros líderes izquierdistas en la región. Los comentarios del presidente venezolano, Nicolás Maduro, acerca del "terrorismo" financiero alimentaron los temores del mercado de que también Caracas podría estar considerando un impago de la deuda.

Después de la votación, la Sra. Fernández recordó que su fallecido esposo, Néstor Kirchner, le dijo a la Asamblea General de la ONU poco después de que llegó a la presidencia en 2003 que "los muertos no pagan sus deudas".

"Los argentinos sabemos de qué se trata", escribió en un mensaje de Twitter, y agregó: "No se le puede exigir a nadie que firme su propio certificado de defunción".

De hecho, Roberto Lavagna, quien asumió el cargo de ministro de economía en un gobierno interino en 2002, criticó duramente las medidas de austeridad en Grecia propuestas por la "Troika" del Fondo Monetario Internacional, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo.

"El FMI se ha comportado con el mismo nivel de incomprensión, recomendando los mismos viejos planes de ajuste fiscal que simplemente no funcionan", dice el Sr. Lavagna, quien es ampliamente reconocido como el arquitecto de la recuperación económica argentina.

El Sr. Lavagna sostiene que es esencial otra reestructuración de la deuda para la recuperación de Grecia, aunque señala que en el mundo actual de bajas tasas de interés e instrumentos financieros que tienen vencimientos de hasta 100 años, puede haber maneras "más sutiles" que el agresivo 70 ciento de quita de la deuda argentina que él diseñó.

Daniel Marx, quien se desempeñaba como viceministro bajo el Sr. Cavallo en el momento del impago, está de acuerdo en que insistir en la austeridad griega es un error.

"Lo que le es difícil al FMI entender es que muy a menudo se trata de algo más que solamente una política fiscal", dice el Sr. Marx, haciendo hincapié en la importancia de restablecer la confianza y estabilizar la economía para revertir la salida de capitales.

Aunque tanto Argentina como Grecia han sufrido fallidos programas de acreedores que ocasionaron las crisis bancarias, existen diferencias significativas entre los orígenes y las complicaciones de cada situación. Argentina era un aislado país en desarrollo, pero rico en recursos, con su propia moneda que había vinculado al dólar; Grecia es un país relativamente rico, aunque dependiente de las importaciones, que pertenece a una estricta unión monetaria respaldada por naciones poderosas de la que le será difícil salir.

Fundamentalmente, la mayor parte de la deuda argentina era mantenida por el sector privado, mientras que la deuda griega es principalmente fondo público, dice Mario Blejer, ex economista del FMI quien se hizo cargo del banco central de Argentina en medio de la crisis en 2002.

Por lo tanto, aunque una reestructuración de la deuda griega puede resultar incómoda, no es probable que tropiece con los problemas que tuvo Argentina con sus llamados acreedores "holdout" – un grupo de fondos de cobertura que se negaron a aceptar los términos de reestructuración de la deuda, lo que llevó a una tortuosa disputa legal que aún sigue bloqueando el acceso del país a los mercados internacionales de capital.

Además, el Sr. Blejer argumenta que el dinero impreso cada mes por el Banco Central Europeo a través de su programa de flexibilización cuantitativa – aproximadamente 50 mil millones de dólares – sería suficiente para solucionar los problemas de Grecia.

"No es un problema financiero, a diferencia del caso de Argentina, donde el dinero simplemente no estaba disponible", dice el Sr. Blejer. "Mi conclusión es que se trata de un problema político".

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