Financial Times

Final del Mundial da inicio al proceso electoral de Brasil

Rousseff y su Partido de los Trabajadores centrarán su campaña en sus logros sociales. El líder opositor Aécio Neves ha duplicado su apoyo a aproximadamente el 20 por ciento; Eduardo Campos y su Partido Socialista Brasileño cuentan con alrededor del 9 por ciento.

Cuando el árbitro dio el silbatazo final de la Copa del Mundo en Río de Janeiro el domingo por la noche, también marcó el comienzo de la campaña electoral para la presidencia de Brasil, en la cual la presidenta Dilma Rousseff y sus oponentes se enfrentarán acerca de los méritos de la competencia y su legado.

Los políticos brasileños reaccionaron ante la humillante derrota del equipo nacional la semana pasada 7-1 frente a Alemania en una manera no partidista, respetuosamente expresando su decepción por lo que se considera es una tragedia deportiva.

Pero hacia finales de la semana, el líder opositor Aécio Neves fue al ataque acusando a la Sra. Rousseff de vacilar en su compromiso con la Copa del Mundo.

La presidenta, él dijo, había evitado relacionarse con el torneo al principio, cuando se temía que el evento se viera empañado por protestas. Una vez que demostró ser un éxito, sin embargo, ella se apresuró a tomarse el mérito para luego arriesgarse a verse contaminada por el desastre que acosó al equipo nacional, afirmó.

"Creo que los que van a pagar el precio son quienes trataron de apropiarse de un evento que les pertenece a todos los brasileños", dijo a sus partidarios.

Un portavoz de la Sra. Rousseff respondió que los comentarios eran "despreciables" y dijo que la presidenta había abiertamente apoyado el torneo desde el principio, con sus triunfos y sus tragedias.

Esta trifulca marcó la apertura de las hostilidades en la siguiente – y posiblemente más importante – competencia de Brasil: la batalla por las elecciones presidenciales de 2014, previstas para el mes de octubre.

Si bien ha habido algunas pequeñas riñas hasta ahora, es sólo después de la Copa del Mundo, que coincide con los años electorales brasileños, que comienza la campaña oficial.

Hace poco más de 12 meses, la carrera presidencial de este año parecía que podría ser la versión política de la destrucción de Brasil por Alemania, con la Sra. Rousseff dominando las encuestas con más del 60 por ciento de las intenciones de voto.

Pero desde las protestas masivas el año pasado durante la Copa Confederaciones, la antesala a la Copa del Mundo, su popularidad ha caído por debajo del 40 por ciento de las intenciones de voto.

El Sr. Neves, líder del partido PSDB pro-empresarial, por su parte, ha duplicado su apoyo a aproximadamente el 20 por ciento, y Eduardo Campos y su Partido Socialista Brasileño cuentan con alrededor del 9 por ciento.

La Sra. Rousseff y su Partido de los Trabajadores centrarán su campaña en sus logros sociales. Ella pondrá de relieve cómo beneficios tales como la Bolsa Familia con el estipendio mensual para personas de bajos ingresos, el programa de vivienda asequible Minha Casa Minha Vida, y los aumentos anuales del salario mínimo han ayudado a 40 millones de personas a salir de la pobreza.

La estrategia del Sr. Neves será tranquilizar a los votantes de que no cancelará estos beneficios, mientras que también intentará llamar la atención acerca de la desaceleración del crecimiento económico anual promedio de Brasil por debajo del 2 por ciento en los últimos cuatro años, y la persistente inflación.

Una de las armas más potentes de su campaña es su candidato para ministro de finanzas. Arminio Fraga es un respetado ex gobernador del banco central y ejecutivo con Gávea Investimentos, una empresa brasileña de capital privado, controlada por JPMorgan.

La Sra. Rousseff goza de poca popularidad con los inversores, los mercados financieros y el sector privado, que critican lo que dicen es la intervención con mano pesada de su gobierno para controlar los precios y la industria, en particular los sectores energéticos, financieros y automotrices.

No importa quién gane la elección, se espera que el vencedor se vea obligado a hacer algunos ajustes económicos difíciles, tales como reducir las subvenciones a los precios de los combustibles y de la energía, apretar el presupuesto y recortar el crédito bancario estatal.

"El país tiene que recuperar la confianza de los mercados", dijo Rafael Cortez, un politólogo de Tendências, una consultora con sede en São Paulo.

Se espera que una victoria de la combinación Neves-Fraga pueda impartir la credibilidad necesaria para convencer a los inversores. El Sr. Fraga es considerado como un proponente del libre mercado. Administró el banco central entre 1999 y 2002 para el ex presidente Fernando Henrique Cardoso del PSDB, un período durante el cual él fue visto como un firme defensor de uno de los pilares de la duramente ganada estabilidad económica de Brasil – las metas inflacionarias.

"En caso de que Aécio gane, habrá una gran mejora en la confianza y las expectativas, incluso para el capital internacional", dijo Francisco Pessoa Faria, economista sénior de la consultora LCA Consultores.

Se espera que la Sra. Rousseff, por el contrario, evite hablar de los cambios de política en su segundo mandato durante la campaña. Efectivamente, si la respuesta del gobierno con respecto a la derrota de Brasil en Belo Horizonte, y también ante los Países Bajos por el tercer puesto el sábado, es una indicación, es poco probable que ella cambie su opinión acerca de la importancia que tiene el Estado en la economía.

Su ministro de Deportes, Aldo Rebelo, respondió a la derrota ante Alemania sugiriendo que el gobierno intervenga en las ligas de fútbol del país para mejorar su gestión. Mientras tanto, aparentemente desdeñando los "consejos" del Sr. Neves de mantenerse alejada de la Copa del Mundo, la presidenta escribió una carta abierta a la selección nacional después de su pérdida ante los Países Bajos.

"No ganamos la copa, pero organizamos la Copa del Mundo de las Copas del Mundo", dijo, consolando a los jugadores y a los aficionados desconsolados.

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