Financial Times

El camino que Lyft tendrá que recorrer para demostrar que es rentable

La compañía de servicio de transporte privado aún quiere que inversionistas se enfoquen en su propia medida de rendimiento no estándar.

La última vez que una compañía tecnológica de rápido crecimiento y generadora de pérdidas intentó persuadir a Wall Street tan afanosamente de que la juzgara por su propia medida de ganancias, las cosas no terminaron bien.

Antes de su oferta pública inicial (OPI) en 2011, la compañía de mercadotecnia local Groupon notoriamente 'inventó' algo que denominó "ingreso operativo por segmento consolidado y ajustado"; una medida de rentabilidad que excluía una serie de costos, como el gasto en mercadotecnia. A juzgar por este criterio, su pérdida de 413 millones de dólares, después de impuestos, el año anterior a su OPI se convirtió en una ganancia de 60 millones de dólares.

El repentino crecimiento de Groupon resultó ser pasajero y sus acciones hoy valen sólo el 18 por ciento del precio de la OPI.

Lyft no es Groupon. Pero la compañía de servicio de transporte privado — que se anticipa dará comienzo a una ola de ofertas públicas iniciales de titanes tecnológicos cuando salga a bolsa la semana próxima — aún quiere que los inversionistas se enfoquen en su propia medida de rendimiento no estándar. Esto es un recordatorio de hasta dónde necesitan llegar algunas de las más valiosas firmas tecnológicas privadas para demostrar que son sostenibles.

La primera mención que Lyft hace en su prospecto de colocación acerca de su pérdida del año pasado de 911 millones de dólares, después de impuestos, también apunta a lo que denomina la "contribución" positiva de sus operaciones: 921 millones de dólares.

Esto resulta cercano al margen bruto de la compañía.

La 'letra pequeña' revela que se han excluido costos como los de la compensación basada en acciones y los de cambios en reservas de seguro. En un 43 por ciento, el margen de contribución del año pasado estuvo a menos de un punto porcentual del margen bruto de la compañía, aunque es posible que los periodos futuros diverjan más.

Lyft no está sola en haber llegado tan lejos en el desarrollo de su negocio sin tener que estar a la altura de las mediciones de rendimiento normales de Wall Street. Está entre un grupo de compañías tecnológicas altamente valoradas que han disfrutado de fácil acceso a efectivo en los mercados privados, respaldando sus altas tasas de 'quema de efectivo' y protegiéndolas del escrutinio de los inversionistas del mercado público.

Esto acarrea consecuencias, aparte de la capacidad de algunas compañías de tecnología privadas para alcanzar formidables escalas sin obtener ganancias.

Una de las consecuencias es la menor rentabilidad que los inversionistas de capital de riesgo verán en la ronda de mega-OPI de las que Lyft forma parte. Las enormes cantidades de efectivo que estas compañías han recaudado privadamente presentan el riesgo de 'diluir' a los primeros inversionistas.

El valor de Google en la bolsa de valores al momento de su OPI, por ejemplo, fue de casi 23 mil millones de dólares, cerca de lo que Lyft espera lograr la otra semana. Pero Google solo recaudó 20 millones de dólares en financiamiento inicial: Lyft ha acumulado casi 5 mil millones de dólares.

Otra consecuencia de las grandes cantidades de efectivo que se acumulan en el mercado privado es que las empresas han podido seguir estrategias comerciales que no podrían haber contemplado en otros momentos.

El sector de transporte privado es el ejemplo perfecto. Uber y Lyft, en conjunto, han recaudado más de 17 mil millones de dólares en capital, pero no está claro cómo será un mercado de transporte privado "normalizado".

El plan de Uber era usar su gran cantidad de dinero en efectivo para subvencionar las tarifas para obtener una indiscutible ventaja en un negocio con fuertes efectos de red y eliminar a los rivales. Podría haber funcionado. Pero los numerosos lapsus de Uber le dieron a Lyft una renovada energía vital: obtuvo una participación de 39 por ciento de los recorridos en EU en diciembre, frente a 22 por ciento del año anterior.

Con tanto crecimiento (los ingresos de Lyft subieron 103 por ciento el año pasado), y con la participación de mercado aparentemente en juego, tiene mucho sentido seguir apostando, gastando considerablemente mientras el mercado aún se está formando. El principal reto de Lyft será persuadir a los inversionistas del mercado público para que mantengan la fe.

Por eso ha surgido el concepto de "contribución", que al menos apunta hacia una base de lógica económica. Cada recorrido realizado por un pasajero de Lyft contribuyó, en promedio, 1.71 dólares al pago de sus gastos generales en el cuarto trimestre del año pasado.

Aún queda un largo camino por recorrer para demostrar que puede conducir a un negocio rentable. Mantenerse a la par de los rivales más grandes en nuevas áreas, como la tecnología de automóviles sin conductor, mantendrá elevados los costos operativos y los nuevos negocios, como el de scooters eléctricos, diluirán la cifra de ingresos por recorrido.

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