Financial Times

Bajo pero creciente riesgo de recesión en EU

El dólar está cayendo drásticamente, mientras el mercado apuesta cada vez más con mayor seguridad que no habrá aumentos de las tasas de la Reserva Federal en 2016.

El dólar está cayendo drásticamente, mientras el mercado apuesta cada vez más con mayor seguridad que no habrá aumentos de las tasas de la Reserva Federal en 2016. Esto se debe a la creciente creencia de que EU podría estar dirigiéndose a una recesión este año, una posibilidad que hace sólo unas semanas era considerada mínima.

En respuesta, las casas de bolsa y los bancos de inversión han comenzado a realizar investigaciones, intentando evaluar el riesgo de una recesión. De forma casi universal, llegan a la conclusión de que los riesgos siguen siendo bajos; pero que van en aumento.

La producción industrial y la industria manufacturera son las grandes preocupaciones. La producción industrial cayó en 10 de los 12 meses del año pasado, una cifra que desde 1919 ha sido relacionada con una recesión.

Preocupaciones adicionales surgen de la encuesta del índice ISM de gestores de compras en la industria manufacturera, la cual a largo plazo ha mostrado una fuerte correlación con el crecimiento de la economía. Ésta ha indicado una contracción durante varios meses.

Además, EU se ha visto más débil en este aspecto que cualquier otro país importante, lo cual probablemente es un testimonio de la fuerza del dólar. Esto es importante pues muchos esperaban que EU fuera un confiable motor de crecimiento para el resto del mundo.

La manufactura ocupa una proporción cada vez menor de la economía estadounidense, la cual está actualmente dominada por los servicios. Encuestas similares para las industrias no manufactureras indican que éstas gozan de mucho mejor salud, a pesar de que una disminución brusca e inesperada de las cifras del mes de enero muestra que el crecimiento en el sector de los servicios no puede darse por hecho, y que la debilidad de la industria manufacturera puede estar teniendo un efecto.

Las condiciones de crédito también son motivo de preocupación. El endurecimiento de las normas de los préstamos a las compañías, según se muestra en la última encuesta de responsables de créditos de la Reserva Federal ha sido un precursor fiable de las recesiones en el pasado.

Sin embargo, otros factores sostienen que la economía estadounidense es robusta. Fundamentalmente, los datos de empleo siguen siendo fuertes, incluso si las solicitudes iniciales de subsidio de empleo han comenzado a aumentar ligeramente en los últimos tiempos. Un deterioro sugeriría un fuerte aumento del riesgo de una recesión. Las presiones salariales han comenzado a aumentar, lo cual sugiere que al ciclo económico aún le queda tiempo.

Otros factores también sugieren que una recesión se mantiene distante. Los nuevos pedidos, monitoreados por las encuestas ISM, están aumentando más rápidamente que los inventarios. Esto generalmente es presagio de una mayor fuerza en el índice general.

Las encuestas de confianza del consumidor, como la encuesta periódica realizada por la Universidad de Michigan, también siguen siendo sólidas. Hasta el momento la caída de los precios del petróleo parece haber contrarrestado cómodamente cualquier malestar causado por las restricciones al crédito o los decrecientes precios de las acciones.

Y hasta ahora el mercado inmobiliario, foco de la última recesión, tampoco muestra motivos para preocuparse. Los precios de la vivienda están aumentando a un ritmo saludable, según los índices S&P Case-Shiller, y tampoco hay razón alguna para temer que un exceso invendible de oferta vaya a crear problemas en el futuro próximo. El inventario no vendido sigue siendo bajo en términos históricos.

¿Qué podría cambiar en esto? Los datos de empleo causarían el mayor efecto. Si los reclamos de beneficios de desempleo continuaran aumentando, o disminuyeran las ganancias en el sector primario (no agrícola), el riesgo percibido de una recesión aumentaría drásticamente, y eso pondría muchos de estos modelos más cerca de una recesión.

Cualquier muestra de debilidad de la confianza del consumidor también podría provocar temores.

Y hay preocupaciones por las crisis externas, más obviamente la proveniente de China, donde se consideraría que una nueva devaluación debilitaría aún más las perspectivas de los exportadores estadounidenses.

De momento, no se puede descartar una recesión en EEUU, y se ha vuelto más probable en las últimas semanas. Pero no es un "trato hecho".

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