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¿Crédito o trampa financiera?

El fácil acceso al crédito conlleva sus riesgos. Al no percibir las compras a plazos como deudas tradicionales, muchos consumidores tienden a acumular múltiples compromisos de pago, lo que puede llevar a una deuda acumulada.

A diferencia de las tarjetas de crédito, que incluyen límites y estados de cuenta mensuales, el modelo “Compra ahora, paga después" no siempre ofrece la misma estructura. (Especial)

Obtener productos en el momento y posponer el pago es la propuesta central del modelo “Compra ahora, paga después” (BNPL, por sus siglas en inglés). La inmediatez de las compras ahora no se ve limitada por los fondos de los consumidores, pues este sistema de crédito ha crecido principalmente entre los jóvenes que buscan flexibilidad sin los costos de las tarjetas de crédito tradicionales.

El concepto es sencillo: el cliente realiza una compra y la fracciona en pagos sin intereses o con una tasa reducida. Empresas como PayPal, Kueski y Nelo han convertido este método en una opción para quienes buscan una nueva opción de pago al momento de la compra.

El éxito del BNPL no sería posible sin plataformas tecnológicas que agilizan el proceso de evaluación de riesgos y la aprobación casi instantánea de microcréditos. Estas soluciones se basan en algoritmos sofisticados para determinar rápidamente si un cliente es elegible para financiar una compra, a diferencia de los tediosos procesos de solicitud en los créditos tradicionales.

Además, la tecnología Paytech ha logrado construir una experiencia de compra más fluida y sencilla. Al integrar las opciones BNPL directamente en plataformas de comercio electrónico, el usuario casi no percibe que está adquiriendo un crédito, lo que se traduce en una mayor conversión en las ventas. Esta sinergia entre tecnología y consumo ha generado un nuevo ecosistema en el que la deuda se presenta menos intimidante y más accesible.


Conveniencia y riesgos

La simplicidad de esta forma de crédito ha cambiado de manera gradual el comportamiento del consumidor digital, especialmente entre los millennials y la Generación Z.

Sin embargo, el fácil acceso al crédito también conlleva sus riesgos. Al no percibir las compras a plazos como deudas tradicionales, muchos consumidores tienden a acumular múltiples compromisos de pago, lo que puede llevar a una deuda acumulada. Esta tendencia plantea dudas sobre la responsabilidad financiera y la educación en torno a estas nuevas formas de pago.

Las decisiones de compra han cambiado su rumbo tras el auge del sistema BNPL al incentivar un mayor consumo y, por lo tanto, un mayor impacto en la vida financiera de quienes tienden a gastar más al aligerar su percepción del gasto. Lo que parecía una solución conveniente, tiene el potencial de convertirse en una trampa financiera para quienes no están completamente informados en cuanto al bienestar de su cartera.

El hecho de que el BNPL no siempre se considera como un crédito en el sentido tradicional, también significa que muchos consumidores no aplican los mismos criterios de responsabilidad que usarían con otros productos. A diferencia de las tarjetas de crédito, que incluyen límites y estados de cuenta mensuales, el BNPL no siempre ofrece la misma estructura.

Por esta razón, aunque pueda parecer una solución atractiva, también se abre la puerta a comportamientos de consumo impulsivo que pueden traer problemas a largo plazo.

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