Estilo

Una ciudad al estilo del viejo oeste está en venta

Mellonsfolly Ranch se encuentra en Nueva Zelanda. Cuenta con 10 edificios de época y en ella se produce Miel de Manuka.

En 2012, Rob Bartley compró una réplica detallada de una ciudad fronteriza de Wyoming de 1860, ubicada en el corazón de un rancho de 900 hectáreas, con un acuerdo de "apretón de manos". Todo el proyecto, Mellonsfolly Ranch, había sido construido por unos 8 millones de dólares neozelandeses por su amigo John Bedogni, quien fundó una exitosa empresa de vidrio. Después de que Bedogni sufriera una tragedia personal, su "interés se desvaneció", explica Bartley. "Fue entonces cuando me involucré".

Bartley, un empresario, que fundó Ali Arc, fabricante de piezas de automóviles de aluminio con instalaciones en Nueva Zelanda y Canadá, solo dirá que pagó "mucho" por el rancho y la ciudad, que Bedogni construyó "para sus amigos y para tener eventos privados", señala.

Bartley ha mantenido el estilo original de la ciudad del Viejo Oeste, organizando un evento al mes más o menos. "Está tan ocupado como queremos que esté", afirma. "Somos bastante selectivos sobre lo que hacemos y para quién lo hacemos, porque es un lugar bastante especial". En el rancho ha habido bodas, retiros corporativos y reuniones familiares, "y hemos tenido algunos vaqueros fanáticos que regresan todo el tiempo".

Ubicado en el corazón de la Isla Norte de Nueva Zelanda, a unas seis horas en automóvil desde Auckland, el rancho obtiene ingresos adicionales de la producción de miel de Manuka. Cosechada de los árboles de Manuka, se dice que tiene propiedades antibacterianas. En los últimos años, se ha disparado en popularidad y precio.

El año pasado, indica Bartley, su rancho produjo 15.5 toneladas de miel de Manuka, que vende a granel. "Hay mucho dinero allí", añade. "Especialmente con el regreso de China, ahora están pagando mucho dinero por ella".

Por muy exitoso que sea el rancho, Bartley cuenta que está lidiando con problemas de salud y ha tomado la difícil decisión de vender toda la operación. "Ciertamente estoy triste de venderlo", narra. "Mi familia realmente no quiere venderlo, pero tenemos muchos otros intereses comerciales. Tengo que tomar algunas decisiones".

Bartley listó el rancho por 7.5 millones de dólares con Ben Hawan, una empresa de bienes raíces de Nueva Zelanda, en Sotheby's International Realty. "Ya hemos sabido sobre el interés de personas de Estados Unidos que desean invertir en Nueva Zelanda, lo que les ayudaría a obtener la residencia", explica.

La ciudad

Bedogni, a quien Bartley llama un "ávido coleccionista de muchas cosas", construyó la ciudad entre 2002 y 2006, y la llenó con materiales que él y su esposa habían recogido en viajes a Estados Unidos "Obviamente, él es un gran entusiasta de los vaqueros", dice Bartley. "El pueblo entero fue atraído por él, y cada centímetro es genuino".

Hay 10 edificios "de época", que incluyen un salón con licencia, un palacio de justicia que también funciona como un cine, una oficina de sheriff, una sala de billar, una estructura llamada Texas Rose's Bathhouse, así como 13 habitaciones que pueden acomodar a un total de 22 personas.

También hay una casa de tres dormitorios, construida en una arquitectura apropiada para el periodo, utilizada por el administrador de la propiedad, junto con un gran granero comercial para herramientas y maquinaria necesaria para mantener la propiedad en funcionamiento, además de dos casas para personal donde caben al menos seis personas.

No es coincidencia: tiene un toque de Westworld, la serie de HBO, excepto por la violencia.

"En un fin de semana típico, la gente llega, los alentamos a traer ropa de vaquero, pero también tenemos un departamento de disfraces, y luego les damos un recorrido por la ciudad", detalla Bartley. "A continuación, atamos las fundas a todos y les damos un arma, y ​​todos crecen aproximadamente seis pulgadas cuando se ponen esa arma". (Las armas no tienen balas, pero los botes de gas emiten sonidos parecidos a los disparos; sí hay un campo de tiro real cerca).

Las actividades típicas incluyen equitación, tiro al plato, tiro con arco y caminatas en el monte. Por la noche hay música en el salón y juegos de cartas. Bartley dice que la propiedad también tiene un "gran cañón, que disparamos a las nueve de la noche".

Los domingos hay un gran desayuno, un poco de almuerzo, y luego "de vuelta a la civilización", señala Bartley, y añade que el personal, generalmente unas seis personas, se disfraza en todo momento.

Un paquete para alquilar toda la ciudad por una noche cuesta 7 mil 900 dólares neozelandeses; dos noches llegan a costar 14 mil 900. "No es una exageración", considera Bartley. "Deberíamos cobrar más".

El rancho

En los últimos tres o cuatro años, apunta Bartley, la miel de Manuka se ha convertido "en oro. He comenzado nuestro propio negocio de miel en el lugar, por lo que la tierra se ha vuelto muy valiosa".

El año pasado fue un muy buen año, continúa. "Quizás sea un mal año el próximo. La temporada tiene que ser la adecuada para que florezca el Manuka, y cuando florecen, solo tienes tres semanas para cosecharlo". La miel es suministrada por unas 600 colmenas, puntualiza Bartley, que permanecen en la propiedad de noviembre a enero; las abejas son llevadas a la costa, donde hace más calor, durante los meses de invierno.

El rancho también produce miel de trébol, "pero no tiene el valor de Manuka".

Se puede acceder al rancho por carretera, pero hay también un helipuerto. Está conectado a la red eléctrica y tiene generadores de respaldo, así como sus propios tanques de agua y un sistema de rociadores contra incendios.

El rancho gana mucho dinero, asegura Bartley, haciendo que su atractivo principal sea el del negocio, en lugar de la hospitalidad. A esto se agrega el atractivo que tiene el estado de residencia.

Empresarios que invierten 10 millones de dólares neozelandeses durante tres años pueden solicitar una visa de residencia para 'inversionista 1', aunque la solicitud no garantiza la residencia.

"Hay mucha gente en este momento pensando en salir de Estados Unidos", afirma. "Se divertirían aquí".

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