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Gobierno de Francia da 'luz verde' a plan de fusión de PSA y Fiat Chrysler

La administración francesa respaldó un documento de entendimiento vinculante que, se estima, será aprobado esta semana, indicaron fuentes consultadas por Bloomberg.

PSA aseguró el apoyo de uno de sus principales accionistas, el Gobierno francés, para su plan de fusión con Fiat Chrysler, según personas familiarizadas con el asunto.

El Estado francés, que posee aproximadamente el 12 por ciento en PSA y tiene representación en la Junta, respalda un memorando de entendimiento vinculante que podría ser aprobado esta semana, dijeron las personas, que solicitaron no ser identificadas porque las deliberaciones son privadas.

Los directores de PSA tienen previsto reunirse el martes para revisar los términos, que reflejan cambios menores respecto a un acuerdo presentado el 31 de octubre, indicaron las fuentes.

El acuerdo "justifica la construcción de un nuevo campeón con escala global para enfrentar los desafíos de la movilidad sostenible", indicó este lunes un funcionario del Ministerio de Finanzas francés en un comunicado.

Representantes de PSA y Fiat declinaron hacer comentarios. BPI, el inversionista francés respaldado por el estado que posee la participación, no respondió a solicitudes de comentarios.

A fines de octubre, los fabricantes de automóviles esbozaron su plan de combinarse para crear una potencia regional para desafiar a Volkswagen. La nueva compañía se establecería en Holanda y será dirigida por el director ejecutivo de PSA, Carlos Tavares. El presidente de Fiat Chrysler, John Elkann, mantendría su cargo.

El acuerdo convertirá a dos fabricantes de automóviles medianos en un gigante global, con ventas de más de 8 millones de vehículos al año y un grupo estable de marcas, incluidas Peugeot y Citroën de PSA junto a Jeep, Alfa Romeo y Ram de Fiat Chrysler.

Los fabricantes de automóviles están respondiendo a la creciente presión sobre la industria por agrupar recursos para el desarrollo de productos, fabricación y compras frente a las tensiones comerciales, una desaceleración de las ventas globales y un costoso cambio hacia la tecnología eléctrica y autónoma.

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