En 2001, Perry Chen quería hacer un concierto en su ciudad y para lograrlo necesitaba 10 mil dólares, así que recurrió a la web para conseguir dinero de desconocidos, pero que comulgaban con su idea.
Ocho años después Chen creó Kickstarter, la plataforma que convirtió a la 'cooperacha' en línea en un fenómeno mundial para inyectar capital a proyectos disruptivos.
Kickstarter ha fondeado 55 mil 513 iniciativas con 952 millones de dólares. Su contraparte mexicana es Fondeadora MX, que a dos años y medio de su nacimiento ha apoyado cerca de 135 proyectos.
En el modelo de fondeo colectivo (crowdfunding en inglés) los emprendedores hacen públicas sus ideas y si la gente las considera suficientemente valiosas, aportan dinero. No existe garantía alguna de que lleguen a concretarse, pero sí hay un sistema de recompensas y agradecimientos.
Normalmente estas ideas se conectan con el público a través de un video en el que se presenta su idea, y un blog que es alimentado con actualizaciones del proyecto.
"Hay una gran diferencia entre dar un 'like' en Facebook y dar 10 dólares", dijo Chen, durante una plática en el Laboratorio Para La Ciudad.
Alfonso Tamés, fundador de Fondeadora MX, comentó en entrevista que los negocios que surgen a raíz del fondeo colectivo atraen a públicos muy específicos.
"Son propuestas de valor de nicho, la gente aporta dinero porque quiere que las cosas existan y quienes participan se juegan su reputación", indicó.
En la plataforma es común que las propuestas exitosas recauden más del 100 por ciento de los fondos que solicitaron, mientras que aquellas que no resultaron atractivas no logran juntar ni el 20 por ciento del dinero.
Con respecto a la perspectiva del crowdfunding en México, Tamés mencionó que hay un gran potencial de desarrollo conforme aumenten la penetración del internet en el país y el comercio electrónico.
Ninguno de los proyectos tecnológicos en Fondeadora MX ha conseguido el 100 por ciento de los fondos