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Desempleo ‘pinta’ bien para negocios de uñas: Crecen 111% en cinco años

Entre el 2017 y este año, los locales que ofrecen ese servicio aumentaron 111%, al pasar de más de 7 mil a casi 15 mil.

Daniela, quien laboraba en la cocina de un lujoso hotel, y Ana Karen, quien era asistente de dirección en una empresa de energías renovables, perdieron su empleo por la pandemia de COVID-19, por lo que decidieron emprender en la industria de la belleza .

Ambas se capacitaron con tutoriales de YouTube y cursos para poner uñas de acrílico y gel, así como manicura, negocios que en los últimos cinco años tuvieron un alza del 111 por ciento, al pasar de 7 mil 47 unidades en 2017 a 14 mil 852 en 2022, según un análisis realizado por El Financiero con datos del Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas del INEGI.

Carlos Hermosillo, analista especializado en consumo, explicó que llama especialmente la atención que “sea la parte formal la que reporta el crecimiento, ya que la gran mayoría son lugares que no se han profesionalizado en términos de servicio, presentación, registro ante autoridades, etcétera, vaya, son informales casi todas con las redes sociales”.

Añadió que estos oficios tuvieron un alza porque la gente lo vio, en la mayoría de los casos, como una segunda fuente de ingresos, además que aprenderlos es accesible y en muchas ocasiones sin costo por parte de las marcas en las redes sociales.

Ana Karen Camacho, quien hace año y medio puso su negocio llamado Studio Cosmic Nails, en la alcaldía Iztapalapa, aseguró que colocar uñas es un negocio rentable y deja buenas ganancias, pese a que hay mucha oferta.

“Comencé por la pandemia, porque me quedé sin empleo formal. Sí es rentable, pero varía, por la zona donde estoy casi en cada esquina ya hay alguien que pone uñas, pero varía la calidad que ofrece cada una, porque tengo vecinas que vienen conmigo que me dicen que otras le cobran más barato, pero les gusta mi trabajo y por eso vienen conmigo”, compartió.


El servicio por la manicura y más ronda los 380 pesos, dependiendo el diseño que elija el cliente, y aproximadamente se atienden al menos a 15 personas a la semana, lo que deja un ingreso promedio de 5 mil 700 pesos semanales.

“Inicié hace tres años, la oportunidad la vi porque yo me ponía uñas, y las mujeres ya sabes cómo somos, súper gastadas. Tomé cursos, y me empecé a meter en el negocio y así surgió la oportunidad y que en realidad jalaba. Yo me quedo un 50 por ciento, tengo ya alguien que te da precio de mayorista”, detalló Irlanda que tiene su estudio Nails by Ivy en la Ciudad de México.

Algunos materiales que se utilizan para realizar este servicio son esmaltes, limas de uñas, cortauñas, líquido y polvo acrílico, adherentes, gel finalizador, uñas postizas, pinceles, corta tips, empujador de cutícula, tijeras, cepillos, gasas, alcohol, acrílicos de colores, decoraciones, vasos pequeños, limpiador de uñas, servitoallas, lámpara UV led, maniquí, además de las mesas y sillas.

Comprar esos insumos puede requerir una inversión de entre 10 mil y hasta 50 mil pesos, todo dependerá del tamaño del local, según cálculos del sitio para emprendedores 100negocios.com.

El gel es el material que más se encareció por la emergencia sanitaria de COVID-19 al pasar de los 60 a los 110 pesos, un alza de 83.3 por ciento. El acrílico y los pinceles son otros productos que también subieron su costo.

De acuerdo con el portal Statista, en el mundo el segmento de cosméticos para uñas percibió ingresos por 10 mil 600 millones de dólares en el 2021.

Carlos Hermosillo consideró que la inflación no afectará a estos comercios y prevé que quienes amplíen su catálogo de servicios tendrán más oportunidades de mantenerse.

“Con la inflación no creo que corra peligro, me parece que es más un tema de moda, que igual y si se van adaptando puede tener para rato. Quizá y van migrando el tipo específico de servicio conforme la moda lo determine, y quienes sepan ampliar su abanico serán las que sobrevivan”, subrayó el analista.

Estudios de tatuajes se triplican

Cynthia es bailarina de arte circense y se vio afectada con el COVID-19 porque todas las actividades culturales fueron interrumpidas y para combatir la depresión y el desempleo se refugió en el dibujo; con la guía de tutoriales de YouTube e internet, aprendió la técnica del tatuaje de acuarela y crayola, que tiene su origen en Corea.

“Tuve que replantearme mi vida, además de bailar, ¿qué sabía hacer? Estaba desempleada y siempre había tenido ese sueño de tatuar y me empecé a informar todo con YouTube y Google, me compré mis cosas para tatuar en enero del 2021 y en agosto del año pasado un amigo tatuador me llevó ya a su estudio”, relató.

Actualmente, Cynthia Rojas tiene 10 mil 300 seguidores en su perfil de Instagram y por su trabajo ha sido invitada para tatuar en Saltillo, Guadalajara, Querétaro, Monterrey y la Ciudad de México.

Entre 2017 y 2022 los negocios de tatuajes casi se triplicaron, al registrar un alza de 172.9 por ciento, para un total de 3 mil 403 locales formales, de acuerdo con datos del Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas del INEGI.

“Sí se han abierto una cantidad impresionante de estudios de tatuaje, socialmente ya es algo más aceptado. Nosotros cumplimos 21 años, desde siempre hemos estado en la Roma, visibles hay cinco estudios de tatuajes en menos de 100 metros y de ahí hay otros cinco que no tienen permisos”, detalló Karem Martínez, periodista y propietaria de Evolution Tattoo.

En promedio, el costo de los tatuajes va de los 500 hasta los 4 mil pesos, depende de si el estudio cuenta con los permisos para manejar materiales adecuados para uso corporal, mientras que los tatuadores pagan en promedio 35 por ciento de comisión a los estudios.

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