Economía

Tras cavar un pozo de 7 mmdd, Shell dejará el Ártico… ¿por qué?

Tras gastar miles de millones de dólares y recientemente asegurar que calculaba reservas en la zona por 15 mil millones de barriles de petróleo, Shell echó para atrás su ambicioso proyecto en el Ártico. 

Shell anunció hoy de forma repentina que cesaría toda perforación en alta mar en el Ártico, un proyecto en el que ha invertido miles de millones de dólares.

A mediados de agosto, la firma declaró que había identificado 15 mil millones de barriles de petróleo debajo del pozo conocido como Burger J, que ahora está abandonando, y que confiaba en el proyecto. ¿Qué fue lo que pasó?


GEOLOGÍA EQUIVOCADA

Tras gastar 7 mil millones de dólares en el transcurso de varios años para explorar un solo pozo, Shell señaló en un comunicado este lunes que "encontró indicios de petróleo y gas, pero éstos no son suficientes para justificar una mayor exploración". Esto contrasta fuertemente con las declaraciones de funcionarios de Shell en julio y agosto sobre que, según análisis de sus geólogos, estaban "muy confiados" de que encontrarían abundante petróleo.

Las expectativas geológicas fueron la principal razón por la que Shell gastó todo ese dinero en un proyecto que implicaba riesgos operativos mucho más altos que el promedio así como la condena internacional por el impacto en el medio ambiente.

CRECEN LOS TEMORES SOBRE LOS PRECIOS
A finales de julio, cuando Ann Pickard, máxima ejecutiva de Shell para el Ártico, explicó los aspectos económicos de la perforación en el mar de Chukchi, reconoció que si los precios del petróleo se mantenían por debajo de 50 dólares por barril, la aventura sería en vano. En 70 dólares, sería "competitiva", dijo a Bloomberg Businessweek, y en 110, una proyección razonable, de acuerdo con economistas de la empresa, sería un éxito. Ella se refería a los precios futuros de 15 años a partir de ahora.

Pues bien, en las últimas semanas, la petrolera parece haber perdido algo de su valentía sobre dónde se ubicarán los precios en 2030, según una persona familiarizada con la compañía. De lo contrario, no habría renunciado por completo al Chukchi, donde tiene 275 bloques en arrendamiento.

De hecho, Marvin Odum, director de Shell Upstream Americas, dijo en la declaración escrita que la compañía "sigue considerando importante potencial de exploración en la cuenca, y probablemente la zona sea en última instancia de importancia estratégica para Alaska y Estados Unidos".

Shell perdió la confianza de que podría obtener un beneficio en el futuro previsible con el petróleo de la zona. Los bajos precios del petróleo también han exigido una reducción de costos en toda la compañía; cerrar el proyecto en el Ártico la ayudará a recortar gastos, sobre todo para el próximo año.

Pickard, quien se espera que se retire pronto, no estaba disponible para una entrevista, según un portavoz de Shell.

RESTRICCIONES REGULATORIAS

El gobierno de Obama recibió muchas críticas de los ecologistas sobre su decisión de permitir a Shell seguir adelante con la perforación en el Ártico. Asimismo, el exvicepresidente Al Gore calificó la posición de la Casa Blanca como una locura. Al final, una serie de restricciones parciales empujaron a la compañía a tomar la decisión anunciada hoy.

Funcionarios de vida silvestre preocupados por cómo el ruido podría afectar a las morsas, por ejemplo, vetaron el plan original de Shell para perforar dos pozos simultáneamente. "Eso nos tomó por sorpresa", admitió Pickard en julio.

"Esta decisión refleja tanto los resultados obtenidos en el pozo Burger J, como los altos costos asociados al proyecto y las impredecibles regulaciones federales sobre medio ambiente en la costa de Alaska", señaló la compañía en el comunicado de hoy.

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PRESIÓN AMBIENTAL ... Y EL MIEDO A CLINTON

Aunque los grupos ecologistas no lograron frenar a Shell en tribunales, realizaron una enorme campaña de protestas, por ejemplo con manifestantes en kayaks que entorpecían el paso de los barcos de la compañía, así como un incesante cabildeo en Washington.

"Estamos encantados de que Shell por fin se haya dado cuenta de que la perforación en el Ártico no tiene sentido", declaró por correo electrónico Andy Sharpless, director ejecutivo de Oceana, una organización ecologista no gubernamental sin fines de lucro.

No es viable económicamente ni es sensato desde un punto de vista ambiental.

Pero incluso más importante que el activismo ambiental actual es la preocupación de Shell acerca de quién supervisará la regulación en el Ártico a partir de enero de 2017. En agosto, Hillary Clinton tuvo su primera ruptura importante con el Presidente Barack Obama sobre medio ambiente, anunciando que ella se opone a la perforación del Ártico. "Dado lo que sabemos, no vale la pena el riesgo", dijo Clinton en Twitter.

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