Economía

Rescate chino de Rusia, un mal augurio para el futuro

Organismos bancarios mundiales enfrentan el hecho de que gobiernos en crisis, como el de Rusia, ya no buscarán a Washignton, sino a Pekín, el cual a cambio de su ayuda económica espera recibir apoyo en temas como Taiwán o violaciones de derechos humanos.

La decisión de Pekín de rescatar a Rusia, sumada a la ayuda que recientemente les dio a Venezuela y Argentina, marca la muerte del mundo Bretton Woods de posguerra. También representa el comienzo del fin para el papel central de los Estados Unidos en la economía mundial y la influencia de Japón en Asia.

¿Qué es el nuevo Banco Asiático de Inversión en Infraestructura si no el verdugo del BAsD? Si Japón, el principal benefactor del BasD, no quiere compartir la presidencia con sus pares asiáticos, Pekín simplemente usará su abultada billetera para imponerse. Las organismos de Lagarde y Kim también se enfrentan a un futuro en el que los gobiernos castigados por una crisis llamarán a Pekín antes que a Washington.

El hecho de que China refuerce su papel de prestamista de último recurso desbarata un juego de desarrollo económico que lleva décadas de gestación. El FMI, el Banco Mundial y el BasD son instituciones abotagadas y reacias al cambio. Cuando este año Ucrania recibió un rescate de 17 mil millones de dólares bajo la conducción del FMI , el objetivo era apuntalar una economía de importancia geopolítica no el chantaje geopolítico.



Al gobierno del presidente chino Xi Jinping no le interesa mejorar las economías, la salud de los regímenes impositivos o las reservas de los bancos centrales. Le importa la lealtad. El intercambio propuesto es: Por nuestra generosa ayuda, esperamos recibir su total apoyo en todo, desde Taiwán a las disputas territoriales y la moderación de la molesta insistencia de Occidente en los derechos humanos.

EL VIEJO RICO DE ASIA

El programa de canje de moneda de 24 mil millones de Pekín para ayudar a Rusia es un signo de lo que vendrá. Se dice a menudo que Rusia es demasiado nuclear para quebrar. En momentos en que Moscú se enfrenta a la peor crisis desde la suspensión de pagos de 1998, es tentador ver a China como un buen ciudadano del mundo.

Pero Pekín sólo le está permitiendo al presidente Vladimir Putin, que ahora no sufre ninguna presión, diversificar su economía para reducir su dependencia del petróleo. Lo mismo vale para el canje de moneda de 2 mil 300 millones de dólares de China con Argentina y su préstamo de 4 mil millones de dólares a Venezuela. En el siglo chino, el mal comportamiento tiene sus recompensas.

Si alguna vez hubo un momento para que el presidente Barack Obama acelerara su "giro" hacia Asia, es este. Hay mucho de qué preocuparse cuando China les arroja dinero a gobiernos facciosos como Sudán y Zimbabwe. Pero también hay mucho en juego para las incipientes democracias de Asia. El llamado consenso de Washington sobre políticas económicas no es perfecto, pero ¿el modelo de capitalismo autocrático de Estado de Pekín con escasa libertad de prensa es una opción mejor? En tanto China se convierte en el viejo rico de Asia, la tentación de Myanmar, por caso, podría ser evitar el difícil proceso de creación de instituciones creíbles para supervisar la economía.

El reparto de los casi 4 mil millones de dólares de reservas de divisas de China entre los países acosados por la crisis podría tener un lado positivo: podría obligar al FMI, el Banco Mundial y el BasD a mejorar el juego. La competencia, como reconocerían Lagarde, Kim y Nakao, es buena. Pero es más probable que la prodigalidad de China aliente malos hábitos políticos e impida el desarrollo de un modo que deje a la economía mundial en peor situación.

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