Economía

¿Te acuerdas del Brexit? Te explicamos por qué 2018 será clave

Reino Unido y la Unión Europea deberán estudiar cuáles son las opciones ante la separación de ambas partes, la cual sería oficial en marzo de 2019.

Este es el año en el cual se resolverá, se complicará más o incluso se abandonará extraoficialmente el mayor acertijo que enfrentó el Reino Unido en la modernidad.

En 10 meses, el Gobierno británico y la Unión Europea apuntan a llegar a un acuerdo por su separación y aunque sea bosquejar su futura relación comercial. Tienen ideas diferentes respecto a cómo debería ser el Brexit y opiniones distintas sobre cómo deberían organizarse las negociaciones.

Después están las divisiones dentro de cada campo. Los conservadores en el Gobierno británico, cuyas décadas de riñas por la pertenencia a la UE fueron el catalizador del Brexit, siguen divididos respecto a su verdadero significado. En la oposición, el Partido Laborista evita la pregunta y los nacionalistas escoceses no quieren abandonar el bloque bajo ningún punto de vista.

La UE podrá priorizar su unidad, pero las negociaciones podrían revelar intereses nacionales en conflicto entre los 27 miembros restantes.

Entonces, tras un año de predicciones fallidas, echemos un vistazo a algunos escenarios posibles para 2018.

El escenario básico

Reino Unido quiere llegar a un acuerdo comercial antes de separarse, el 29 de marzo de 2019, mientras que la Unión Europea lo quiere listo para enero de 2021. Esto es lo que los expertos de la UE calculan que sucederá:

Tras un par de meses con negociaciones irrelevantes, se llega al acuerdo de transición que venían pidiendo a gritos las empresas.

Todavía no es legalmente vinculante, pero basta para evitar un éxodo masivo de compañías. En marzo, comienzan las discusiones comerciales.

En octubre hay un bosquejo de acuerdo impreciso pero lo suficientemente detallado para dejar claro que el Reino Unido se encamina a un acuerdo comercial muy parecido al que cerró Canadá con la UE.

Se evitó lo peor, pero las empresas comienzan a prepararse para las barreras comerciales que se avecinan. Nadie sabe cuándo terminarán las negociaciones comerciales detalladas y las empresas se quedan atascadas en el bosquejo durante un tiempo.

La sorpresa

Las negociaciones de la transición marchan bien. Luego, en octubre, queda claro que están fracasando las negociaciones de la futura asociación comercial. La cuestión de cómo mantener abierta la frontera con Irlanda sin un acuerdo aduanero vuelve a meter incertidumbre.

Pese a dos semanas de negociaciones urgentes por la crisis con el Partido Unionista Democrático, no se llega a un acuerdo. El Gobierno en minoría de May colapsa y se llama a elecciones para el jueves 15 de noviembre.

Los conservadores no tienen tiempo para elegir a un líder, por lo cual contra todo pronóstico May hace una campaña corta por el partido.

El día de los comicios, el primero en caer en otoño desde 1974, la participación electoral es baja. El laborismo logra movilizar el voto joven, mientras que los ancianos conservadores se quedan en casa en un día húmedo de otoño.

Poco después del amanecer, declaran ganador a Jeremy Corbyn, que asume como primer ministro con una estrecha mayoría de 20 escaños.

Una vez en el Gobierno, la política laborista avanza hacia una recomposición de los lazos con la UE.

Sin acuerdo

Las negociaciones de la transición llevan más del tiempo del que esperaba Reino Unido y se atrasa el comienzo de las verdaderas discusiones sobre comercio. Pronto queda claro que gran parte de la industria de servicios quedará fuera del futuro acuerdo comercial.

Pasa el plazo de octubre y hacia fin de año se frustran las negociaciones; el equipo británico se retira a regañadientes. Ahora ambas partes avanzan a toda velocidad hacia un Brexit sin acuerdo en marzo de 2019 a menos que puedan recomponer rápidamente las cosas.

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