La decisión de la calificadora Moody's de aumentar la nota soberana de México de Baa1 a A3, con perspectiva estable, es una de las primeras cosechas que ya se cortan de las reformas estructurales aprobadas el año anterior.
También es resultado de una alineación de la calificación al perfil crediticio de los países ubicados en la categoría de las "A". La medida se suma a una acción similar que tomó en diciembre Standard & Poor's, cuando subió la nota de la deuda mexicana de BBB a BBB+. La mejor calidad crediticia del país debe generar una reducción del costo de financiamiento para los emisores mexicanos de deuda. Como secuela, lo más probable es que también se presente un alza en las calificaciones de instituciones gubernamentales y privadas. El reto es que las reformas le den un buen empuje a la debilitada economía nacional para que pueda avanzar más rápido en la tarea de llevar bienestar a más mexicanos.