Los contribuyentes de México y del mundo pagarán más impuestos en los siguientes 5 años, a causa de una mayor carga fiscal en alimentos, servicios y actividades, prevé la Encuesta Global sobre Tasas Fiscales 2015 realizada en 145 países por KPMG.
El incremento en la carga tributaria se relaciona con las presiones financieras que los gobiernos tienen por deuda pública y el crecimiento en previsiones sociales. En el caso de los países productores de crudo, se agregan las presiones por la baja en los ingresos petroleros.
Esto no es todo, a la par los gobiernos están retirando los incentivos fiscales que se brindaron durante la recesión económica de 2009 para fomentar la actividad industrial y el gasto de los consumidores.
A nivel global se han visto pocos cambios de 2014 a 2015, en el promedio de la tasa del ISR (un impuesto corporativo) al pasar de 23.5 por ciento a 23.6 por ciento. Y en la del IVA (un impuesto al consumo) que se mantuvo en 15.97, pero los incrementos tomarán fuerza en los próximos cinco años, advirtió la consultora.
"La mayoría de los países están trabajando activamente para ampliar sus bases fiscales, reduciendo las deducciones y subsidios, y trayendo nuevos flujos de ingresos en el sistema tributario. Los sistemas tributarios de todo el mundo van a cambiar mucho más rápido, y quizá de manera más radical en los próximos 5 años", señaló César Catalán, socio líder de Impuestos Indirectos de KPMG en México.
¿Y MÉXICO?
México, al igual que muchos países, ha presentado cambios mínimos comparado con 2014, pues estas tasas se mantuvieron igual en 2015.
En materia de ISR nuestro país se ubica por arriba del promedio de los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) con una tasa de 30 por ciento para empresas y una máxima de 35 para personas físicas, refiere el estudio.
Esto significa que nos encontramos fuera de la tendencia global de disminuir las tasas de impuestos que se cobran a las empresas, e incrementar las tasas de impuestos indirectos, es decir los que se cobran por comprar productos de consumo como alimentos preparados, bebidas y gasolinas.
"Las tasas de impuestos indirectos tienen un rango general entre el 15 por ciento y el 20 por ciento. Un impuesto más alto genera riesgo de desarrollar una economía subterránea; un impuesto más bajo no genera suficientes ingresos para satisfacer las necesidades del gobierno. Una vez que los tipos de IVA han alcanzado su nivel óptimo, no tiene mucho sentido hacer grandes cambios, como ha pasado en México", señaló César Catalán.