Economía

Gita Gopinath es la primera mujer economista en jefe del FMI y para ella nada es un tabú

Gita Gopinath se convirtió en la primera mujer que ocupa uno de los cargos más influyentes en el plano económico al suceder este mes a Maurice Obstfeld. Ella supervisará la investigación del Fondo Monetario Internacional.

Gita Gopinath se convirtió en la primera mujer que ocupa uno de los cargos más influyentes en el plano económico, al suceder este mes a Maurice Obstfeld como economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Ella supervisará la investigación del Fondo, comprendidos sus esperados pronósticos de expansión en momentos de creciente incertidumbre.

Gita Gopinath se caracteriza por plantear el tipo de preguntas que hace no mucho tiempo podrían haber generado incomodidad en el Fondo Monetario Internacional.

¿Y si más mercados gestionaran de forma activa sus monedas, como lo hace China? ¿Y si el ingreso de capitales debilitara la productividad de un país en lugar de fortalecerla?

Interrogar a los datos en busca de respuestas y usarlas para desestabilizar los manuales convencionales de política económica era el sello del trabajo en Harvard de Gopinath, que tiene 47 años. Ahora deberá recomendar soluciones prácticas, y tendrá que hacerlo en un momento turbulento en que los principios de libre mercado que ha promovido el Fondo durante décadas son blanco de críticas.

En especial en países deudores como Grecia y Argentina, se sigue considerando que el FMI impone las mismas políticas como solución para todo tipo de problemas, políticas basadas en la austeridad y el libre flujo de bienes y dinero. Pero eso ha quedado atrás hace ya un tiempo. Los economistas del Fondo recomendaron una quita de deuda en Grecia. Han dicho que los controles de capital pueden resultar útiles y han apoyado con cautela impuestos redistributivos. Cuando Argentina tuvo que recortar su presupuesto, insistieron en que no había que cargar demasiado peso sobre los hombros de los pobres.

No al dogmatismo

El FMI rebajó el lunes su perspectiva global por segunda vez en tres meses a los efectos de reflejar que el crecimiento será este año el más débil desde 2016. Más de una década después de que el FMI y otros economistas no pronosticaran la crisis financiera, Gopinath usó su primera conferencia de prensa para destacar los crecientes riesgos, entre ellos la guerra comercial y la contracción del crédito.

En su nuevo cargo, Gopinath planea usar la "mayor lente posible" en la búsqueda de soluciones. Parte de su trabajo será revisar los programas de préstamo del FMI, lo que le dará voz en la instrumentación de políticas.

"Es necesario repensar la globalización", que debería abordar la distribución de los beneficios además del impacto de las nuevas tecnologías, dijo al responder preguntas por correo electrónico.

En su carrera académica, Gopinath se ha mostrado dispuesta a seguir la evidencia empírica.

"Lo que ha destacado Gita es que no hay que ser dogmáticos", dijo Mohamed El-Erian, execonomista del FMI y principal asesor económico de Allianz SE. "En momentos en que el sistema global tiene que hacer frente a tanta incertidumbre, es tranquilizador que en el FMI haya alguien como Gita".

Gopinath es una autoridad en una parte clave de ese sistema: los regímenes monetarios. El Fondo ha tendido a apoyar las paridades cambiarias flotantes por los motivos que planteó Milton Friedman. Permitir que la moneda caiga, dice la teoría, y que las exportaciones se abaraten en relación con las importaciones, hace que el país pueda vender más productos al exterior y aumente el crecimiento.

La investigación de Gopinath sugiere que la realidad es más compleja, y uno de los motivos es la supremacía del dólar. Por ejemplo, la mayor parte del comercio entre Japón y los Estados Unidos tiene precio en dólares, de modo que un yen más débil no genera un incremento de las exportaciones japonesas.

Eso contradice el argumento de quienes, como el presidente estadounidense Donald Trump, acusan a los competidores de manipular sus monedas para conseguir ventajas. También le complica las cosas al FMI, cuya carta exige que los miembros eviten prácticas monetarias "discriminatorias".

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