Economía

Impuestos a ‘chatarra’ con beneficios extrafiscales

La aplicación del IEPS a alimentos y bebidas con alto nivel calórico, que sólo México aplica, desestima el consumo de este tipo de comida, con lo que se pueden destinar menores recursos a padecimientos como la diabetes y enfocarlos en la prevención e infraestructura para actividades físicas.

La aplicación del Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios (IEPS) a alimentos y bebidas con alto nivel calórico, es un referente en el mundo de las políticas públicas para evitar enfermedades como diabetes y obesidad.

A la fecha, México es el único país en el que se aplica este impuesto.
Recientemente, la ciudad de Berkeley en California, Estados Unidos, tomó el caso mexicano, y lo aplicó, explicó Juan Lozano, secretario general de la Conferencia Interamericana de Seguridad Social (CISS).

Este impuesto busca desincentivar el consumo de estos productos, con el objetivo de prevenir enfermedades crónicas degenerativas como la diabetes. Así en el largo plazo se pueden tener beneficios económicos derivados de una mayor productividad y calidad de vida en la población, señaló Lozano.

Explicó que al evitar el consumo de estos productos se puede destinar menores recursos al sector salud para el tratamiento de este tipo de padecimientos y enfocarlos en la prevención, complementándolo con educación en los núcleos familiares así como en infraestructura para realizar actividades físicas.

"Una política fiscal no debe ser la única acción que deba incorporarse para desincentivar o evitar el consumo de aquellos productos que dañan la salud (...) El impuesto debe complementarse con programas de educación e infraestructura para el deporte", refirió Lozano.

Por su parte, Miguel Messmacher, subsecretario de Ingresos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), explicó que este impuesto está teniendo un impacto consistente con su objetivo extrafiscal de reducir el consumo de cierto tipo de bienes para impulsar el de otros productos.

"Por ejemplo, en el caso de las bebidas saborizadas, hemos observado que ha habido una disminución sensible en el consumo de éstas, que se ha sustituido por el consumo de agua embotellada".

Claramente es un paso importante en la dirección correcta para atender problemas muy serios de salud pública, pues México tiene una prevalencia de obesidad y diabetes que nos ubica en niveles de una crisis epidemiológica, apuntó Messmacher.

El funcionario añadió que se espera que estas modificaciones contribuyan a lo largo del tiempo a la reducción de estos problemas.
Para el secretario general de la CISS, aún es un tiempo corto para ver resultados más consistentes, en el sentido de la prevención de enfermedades.

Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), señalan que en el primer semestre de 2013, el consumo de dulces, chicles y confitería, registró un volumen de venta de 167 mil toneladas; en 2015 fue de 170 mil toneladas. Este último es un índice menor al observado en 2012, cuando fue de 185 mil toneladas.

En tanto, el crecimiento del consumo de refresco se desaceleró en la primera mitad de 2015.

En enero-junio de 2013 tuvo un crecimiento anual de 3.2 por ciento y en ese lapso de 2015 fue de 0.4 por ciento. No obstante, la cifra en litros es la más alta de los últimos 9 años, de 62 mil 566 millones.

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