Economía

FMI ajusta a la baja pronóstico de crecimiento mundial para 2019 y 2020

El Fondo Monetario Internacional advirtió que el debilitamiento en la expansión de la economía global llevó a un ajuste de sus previsiones.

Al esperar que el debilitamiento en la expansión de la economía global se extienda en esta primera mitad del año, el Fondo Monetario Internacional (FMI) recortó este martes el pronóstico de crecimiento mundial para 2019 y 2020.

Sus nuevos estimados son 3.3 por ciento en este año y 3.6 por ciento para el siguiente, datos 0.4 y 0.1 puntos porcentuales por debajo de sus previsiones publicadas en octubre del año pasado.

"Si bien el crecimiento global podría sorprender favorablemente si las diferencias comerciales se resuelven rápidamente, de modo que la confianza empresarial se recupere y la confianza de los inversionistas se fortalezca aún más, el balance de riesgos a la perspectiva sigue siendo negativo", destacó el organismo en su informe Perspectivas Económicas Mundiales de primavera.

Aunque la economía global continúa creciendo a un ritmo razonable y una recesión a nivel mundial no está en las proyecciones, para el organismo existen muchos riesgos a la baja.

Las tensiones en la política comercial podrían reaparecer y desarrollarse en otras áreas como la industria automotriz, con grandes interrupciones en las cadenas de suministro globales. El crecimiento en economías sistémicas como la zona del euro y China pueden sorprenden a la baja, y los riesgos que rodean al Brexit siguen siendo mayores.

"Un deterioro en el sentimiento del mercado podría endurecer rápidamente las condiciones de financiamiento en un entorno de gran deuda de los sectores público y privado en muchos países, incluidos los riesgos de los bancos soberanos", expuso Gita Gopinath, directora del Departamento de Análisis en su artículo publicado en el blog del organismo.

Una mayor escalada de las tensiones comerciales y los aumentos asociados en la incertidumbre política podrían debilitar aún más el crecimiento ya que hay la posibilidad de un deterioro agudo en la confianza del mercado, lo que implicaría reasignaciones de cartera lejos de los activos de riesgo, diferenciales más amplios sobre los valores de refugio seguro y condiciones financieras generalmente más estrictas, especialmente para las economías vulnerables.

Los pronósticos para las economías avanzadas son de 1.8 por ciento en 2019, 0.3 puntos porcentuales debajo de lo previsto en octubre del año pasado, y se mantuvieron sin cambio en 1.7 por ciento para 2020.

El crecimiento económico de Estados Unidos durante este año se ajustó a la baja a 2.3 por ciento desde 2.5 por ciento, y para 2020, el 1.9 por ciento previsto es mejor al 1.8 por ciento hecho seis meses atrás.

Para la economía alemana, el FMI tuvo un fuerte ajuste en su pronóstico a 0.8 por ciento este año, comparado con el 1.3 por ciento estimado en enero, y 1.9 por ciento de octubre del año pasado.

Los mercados emergentes y economías en desarrollo tendrán un crecimiento de 4.4 y 4.8 por ciento en 2019 y 2020, desde el 4.5 por ciento de 2018, ajustes de 0.1 puntos porcentuales respecto a enero.

Comercio, inversión y producción, bajo amenaza

El comercio mundial, la inversión y la producción siguen bajo la amenaza de las tensiones comerciales actuales, advirtió el FMI, y reconoce que siguen afectando el proceso de ratificación del Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC); las negociaciones para bajar los aranceles chinos sobre las importaciones de automóviles en Estados Unidos y el que siga bajo consideración en territorio estadounidense una propuesta para aumentar los aranceles en todos los automóviles y partes de automóviles importados.

"Si no se resuelven las diferencias y el aumento resultante de las barreras arancelarias por encima y más allá de lo que se incorpora en el pronóstico, se obtendrían mayores costos de bienes de capital e intermedios importados y precios más altos para los consumidores", puntualizó el reporte publicado.

Más allá de estos impactos directos, una mayor incertidumbre en la política comercial y las preocupaciones de escalada y de retraimiento reducirían la inversión empresarial, interrumpirían las cadenas de suministro y desaceleraría el crecimiento de la productividad.

"La perspectiva depresiva resultante de la rentabilidad corporativa podría mermar la confianza del mercado financiero y frenar aún más el crecimiento", apuntó.

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