Economía

¿EU y China alistan sus 'escudos' para una larga guerra comercial?

Beijing exhibe cintas de la Guerra de Corea (el antagonista: Estados Unidos).

Washington. Mientras se acumulan los aranceles y las negociaciones se encuentran estancadas, Estados Unidos y China parecen prepararse para un prolongado impasse comercial.

Beijing exhibe películas de la Guerra de Corea (el antagonista: Estados Unidos) para avivar los sentimientos patrióticos en los espectadores chinos, y ofrece reducción de impuestos a compañías de software y chips, mientras el control de las exportaciones de Estados Unidos pone en riesgo a las compañías tecnológicas chinas.

La respuesta de China a las medidas de Trump hasta ahora ha sido en gran parte retórica. Los diplomáticos han criticado a Estados Unidos por la " intimidación", y los medios estatales han llamado a la disputa comercial " guerra popular". El sentimiento antiestadounidense está aumentando en las redes sociales, con una canción viral que declara: "Si el perpetrador quiere pelear, lo venceremos".

El gobierno de China está elaborando planes para rescatar a Huawei si es necesario, de acuerdo con una persona familiarizada con las discusiones sobre cómo responder a las amenazas a la compañía. Una opción es ofrecer asistencia financiera a Huawei, según la persona, quien agregó que aún no se ha decidido nada.

"El gobierno chino probablemente esperará a ver si hay más provocaciones de la administración Trump, pero ciertamente está enviando algunas señales", afirma Wang Dong, secretario general de Pangoal Institution, un centro de estudios con sede en Pekín, el cual ha servido como delegado chino en conferencias internacionales de seguridad. "Todo el concepto de que la administración Trump puede hacer cosas como dañar a Huawei sin salir perjudicada es absolutamente impreciso".

Los movimientos de Trump contra Huawei son parte de una competencia de grandes potencias que está surgiendo con China, la cual se encuentra explicada en su Estrategia de Seguridad Nacional de 2017. El enfoque esencialmente equipara la seguridad económica con la seguridad nacional.

En Washington, el secretario del Tesoro Steven Mnuchin conversa con Walmart y otras empresas para encontrar formas de aliviar el dolor si el presidente Donald Trump prosigue con los planes de extender los impuestos de importación a los 300 mil millones de dólares en productos chinos que todavía no han sido afectados por los aranceles.

Y el gobierno de Trump trabaja en un paquete de ayuda financiera para los agricultores estadounidenses afectados por los aranceles que impuso China como represalia sobre la soya y otros productos agrícolas de Estados Unidos; eso además el rescate financiero del año pasado de 11 mil millones de dólares.

Mnuchin y el representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, concluyeron la onceava ronda de conversaciones hace unas semanas sin llegar a un acuerdo para resolver la disputa provocada por los agresivos planes de Beijing para desafiar el dominio tecnológico estadounidense. Estados Unidos acusa a China de robar su tecnología, de subsidiar injustamente a sus propias empresas y de obligar a las compañías de Estados Unidos a entregar secretos comerciales si quieren acceder al mercado chino.

Difícil saber

Esa vacilación se debe a la incertidumbre sobre si Trump está simplemente incrementando las amenazas antes de llegar a un acuerdo, o si EE.UU. busca fundamentalmente frenar el ascenso de China como una superpotencia global. Es una pregunta que incluso los expertos en políticas de Washington tienen dificultades para responder.

"Es muy difícil saber si el esfuerzo para lidiar con Huawei es simplemente un problema de seguridad nacional o una táctica de negociación para avanzar en las negociaciones comerciales", asegura Scott Kennedy, director del Proyecto de Economía Política y Empresarial China en CSIS en Washington, quien se encontraba en Pekín la semana pasada cuando el Departamento de Comercio colocó a Huawei en una lista de entidades. La lista prohíbe a las compañías estadounidenses proporcionar tecnología crítica a Huawei sin una licencia de exportación.

"Podría ser que el NSC esté de acuerdo con las conclusiones de que el único Huawei seguro es un Huawei muerto, pero también están interesados en resolver la disputa comercial", agregó Kennedy, refiriéndose al Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU., liderado por el defensor de un enfoque más agresivo hacia China, John Bolton.

"Es muy difícil identificar si es el principio de un conflicto prolongado o sólo una táctica de negociación", dijo David Dollar, investigador del Instituto Brooklyn y exfuncionario del Banco Mundial y del Tesoro de Estados Unidos. "Cada vez más creo que esto se convertirá en un largo conflicto comercial. Tendremos que sopesar la posibilidad de que no haya acuerdo".

Las dos economías más grandes del mundo están enfrascadas en la guerra comercial más cara desde la década de 1930.

Estados Unidos ha impuesto aranceles de 25 por ciento a 250 mil millones de dólares en importaciones chinas y pretende hacerlo con otros productos por un valor de 300 mil millones de dólares, una medida que abarcaría todo lo que China envía a Estados Unidos.

China ha impuesto en represalia aranceles a 110 mil millones de dólares en productos de Estados Unidos.

China también busca otras formas de presionar a Estados Unidos.

El presidente Xi Jinping visitó esta semana una fábrica china que procesa tierras raras, minerales usados en teléfonos móviles y autos eléctricos. El mensaje: Estados Unidos necesita a China para adquirir los exóticos minerales.

En Washington, miembros de la Comisión de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes presionaron el miércoles a Mnuchin por los costos de la guerra comercial con China. Mnuchin dijo que había hablado con Walmart y otras firmas sobre cómo limitar el efecto que tendría la imposición de más aranceles en los consumidores estadounidenses. "No espero que haya costos significativos en las familias estadounidenses", dijo.

Reunión del G20

Una posible ruta para volver a encarrilar las conversaciones entre EE.UU. y China es la cumbre del G20 en Japón a fines de junio. Trump y Xi lograron establecer una tregua temporal en la última reunión del grupo en Argentina a fines del año pasado, y se espera que los líderes se reúnan nuevamente.

La comunidad empresarial estadounidense considera que esa reunión es una de las últimas oportunidades para llegar a un acuerdo antes de que la campaña electoral de 2020 lo descarte por completo.

Alrededor de una quinta parte de las compañías estadounidenses en China están considerando mudar parte o la totalidad de su producción fuera del país para lidiar con las tensiones comerciales, y una tercera parte está retrasando o cancelando decisiones de inversión, según una encuesta a 239 firmas en el mercado por parte de grupos empresariales estadounidenses en China.

Con información de Bloomberg y AP*

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