Economía

Esta es la forma en la que Trump hace negocios

El presidente de Estados Unidos tiene una táctica 'maestra', que consiste en que las personas, o empresas, lleguen a él, luego les ofrece un trato.... y una amenaza. 

En los primeros días de su presidencia, Donald Trump ha recurrido asiduamente a la que considera su mayor destreza y el secreto de su éxito tanto en los negocios como en la política: la negociación.

Las personas llegan, él les ofrece un trato… y un "de lo contrario".

Les dijo a los máximos ejecutivos de importantes empresas manufactureras que pueden esperar una rebaja de impuestos por los productos que fabrican en Estados Unidos (EU). Pero si trasladan sus operaciones al extranjero, los castigará con un impuesto aduanero de 35 por ciento.

Convocó a las automotrices estadounidense para hacerles la misma propuesta y planteó la posibilidad de normas sobre contaminación más flexibles como incentivo.

Trump ofreció reactivar los oleoductos Keystone y Dakota Access, con una condición: las tuberías deben fabricarse con acero estadounidense.

Es demasiado pronto para ver si Trump cumplirá con sus amenazas y promesas o incluso si podrá hacerlo. Pero el esfuerzo, dicen sus colaboradores, es parte esencial de la iniciativa del Gobierno para impulsar el renacimiento de la manufactura estadounidense.

En las próximas semanas, probablemente emplee la misma táctica con otras industrias que dependen del Gobierno federal, insistiendo en que las compañías farmacéuticas bajen los precios y que los contratistas de defensa reduzcan los costos de proyectos en licitación.

Y también podría extenderse a otros ámbitos, como la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que iniciará con México y Canadá.

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"TODO LO QUE SEA NECESARIO"

Trump, cuyo gabinete no se ha completado, confía en su instinto para la improvisación.

La orden ejecutiva del martes que exige que los oleoductos se construyan con tubos de fabricación estadounidense surgió de una idea que plantearon los líderes sindicales en una reunión con el presidente la tarde anterior. Trump miró a un asistente y declaró: "Quiero hacer esto mañana".

Sus asesores se apresuraron a consultar a las compañías siderúrgicas y a abogados para elaborar una orden y satisfacer a un presidente inflexible. "Hagan todo lo que sea necesario", les dijo, según una persona al tanto de la conversación.

Es algo irónico que los demócratas en enero de 2015 intentaran agregar un requisito de acero estadounidense a la ley republicana que habría dado trámite rápido al Keystone XL. Los republicanos del Senado impidieron el cambio.

Trump ha pulido su particular estilo a lo largo de décadas de desarrollador inmobiliario en Nueva York, pero la política basada en transacciones tiene una larga historia en EU, aun cuando no a menudo se la practique tan abiertamente en la Casa Blanca.

Es el lubricante que aceitó el Chicago de Richard J. Daley y la Cámara de Representantes de Sam Rayburn, además de incontables gobiernos estatales y municipales a lo largo de los años.

Y si bien Trump está llevando a nuevos niveles la idea del presidente como negociador personal de influencias, difícilmente es el primero en centralizar el poder en la Casa Blanca a expensas de los funcionarios del gabinete.

Sus dos antecesores, Barack Obama y George W. Bush, no le dieron mucho uso a los aportes del gabinete, en especial avanzados sus mandatos, y en cambio les dieron poder a aliados cercanos que prestaron servicio como asesores de interior y seguridad nacional de la Casa Blanca.

Los críticos, de la populista conservadora Sarah Palin al intelectual liberal Larry Summers, exsecretario del Tesoro, advierten que la idea de que un presidente elija ganadores y perdedores entre las empresas guiándose por si se rinden a su voluntad o no debilita el capitalismo de mercado libre basado en normas fundamentales para el dinamismo económico estadounidense.

Después que Trump utilizó una estrategia similar de amenazas y recompensas para convencer a la división Carrier de United Technologies de dar marcha atrás con el plan de trasladar empleos de Indianápolis a México, Summers escribió una columna de opinión para The Washington Post en la que decía que la medida olía a la Rusia de Vladimir Putin y a un enfoque que haría al país "no sólo más pobre, sino también menos libre".

Palin dijo en un mensaje publicado en su sitio web Young Conservatives que Trump practicaba un "capitalismo de compinches" que "amputaba" la "mano invisible" de los mercados.

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