Economía

Ellos han sido los 'estabilizadores' de la crisis por COVID-19, según BIS

El organismo internacional detalló que, derivado de la crisis por la pandemia, el Producto Interno Bruto (PIB) mundial caería 3 por ciento este año.

El papel de los bancos centrales de cada nación ha sido crucial para subsanar el impacto negativo ocasionado por el coronavirus, así lo detalló el Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés).

"Los bancos centrales desempeñaron un papel fundamental en la excepcional respuesta a la crisis de la COVID-19 durante la fase aguda de la pandemia, trabajando conjuntamente con las autoridades fiscales para amortiguar los efectos económicos y financieros de la crisis y apoyar a empresas y trabajadores", sostuvo el banco en su "Informe Económico Anual 2020".

El organismo internacional detalló que, derivado de la crisis por la pandemia, el Producto Interno Bruto (PIB) mundial caería 3 por ciento este año, con lo que sobrepasaría de manera considerable la contracción vista en la crisis de 2009, cuando la economía mundial se contrajo 0.1 por ciento.

Es por esto que el organismo espera que la recuperación podría darse en forma de "V" en un escenario optimista donde la actividad económica podría mejorar gradualmente en la segunda mitad de 2020, pero, si persiste la aversión al riesgo se podría orillar a una recuperación más prolongada, en forma de "U" prolongada, e incluso, en forma de "W" si ocurren rebrotes en varias regiones del planeta.

"La pandemia es el acontecimiento definitorio de una generación", afirmó Agustín Carstens, director General del BIS, por lo que reconoció que la respuesta de los bancos centrales fue determinante, pues su rápido accionar fue clave para estabilizar el sistema financiero para preservar el flujo de crédito, lo que evitó que un colapso financiero agravara las dificultades de empresas y hogares en varias regiones del mundo.

Otra importante característica de la respuesta de los bancos centrales fue su utilización de herramientas prudenciales, en su calidad de reguladores y supervisores, para preservar el flujo de crédito bancario a empresas y hogares, relajando temporalmente otros requerimientos de capital y liquidez e instando a los bancos a hacer uso de sus colchones de capital.

"Una novedad digna de mención es que la política prudencial ha sido fundamental para ayudar a que el crédito siguiera fluyendo a la economía y evitar que los bancos redujeran su apalancamiento", afirmó Claudio Borio, jefe del Departamento Monetario y Económico.

De acuerdo al informe anual, la siguiente fase de la crisis desplazará su atención a la liquidez, con el fin de garantizar que las empresas tengan el suficiente capital para seguir operando, por lo que aconsejaron a las naciones seguir implementando respuestas fiscales para salir lo antes posible de esta crisis.

"Los bancos centrales son plenamente conscientes de los retos que aún tenemos por delante, ya que las perspectivas de la economía mundial continúan siendo sumamente inciertas. Algunos de estos retos se sitúan fuera de su ámbito competencial. La política monetaria no puede ser, por sí sola, el motor del crecimiento. Debe hacerse hincapié en mantener la política fiscal en una senda sostenible mediante una oportuna consolidación", añadió Carstens.

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