Economía

El otro Davos: whisky, glamour y privacidad

A ocho minutos caminando desde el centro de convenciones se encuentra  la sede alterna de los políticos, celebridades y CEOs que asisten al Foro Económico Mundial en Davos en busca de un espacio privado.

Hay un universo alternativo en el Foro Económico Mundial, donde los paneles de discusión se intercambian por reuniones privadas con banqueros, y el aroma de whisky Johnnie Walker Blue Label flota en el aire al iniciar la tarde.

El lugar elegido para ese mundo paralelo es el Steigenberger Grandhotel Belvedere, a ocho minutos caminando desde el centro de convenciones de Davos, Suiza.

En el vestíbulo, los multimillonarios se mezclan con los ejecutivos, muchos de ellos acompañados de sus guardaespaldas, personal de prensa o asistentes. Algunos se dirigen al Audi Lounge, donde pueden ver el prototipo de un sedán de color gris con tablero tridimensional.

"Hay algunos tipos importantes - jefes de estado, multimillonarios, CEOs - que vienen aquí para una reunión específica o dos, y que quieren privacidad para esas reuniones", dice el ex jugador de hockey profesional y capitalista de riesgo Richard Stromback, en uno de los bares patrocinados en el Belvedere. "El otro Davos existe porque es muy difícil encontrar espacios privados".

En los pasillos del primero y segundo pisos, las empresas financieras como Goldman Sachs y Deutsche Bank tienen pequeñas oficinas donde los banqueros y sus clientes pueden reunirse a puerta cerrada.

POLÍTICOS Y CELEBRIDADES

La Bolsa de Nueva York y la consultora de tecnología Infosys tienen habitaciones en el segundo piso. Más abajo en la sala está OAO Sberbank, el banco con sede en Moscú que fue sancionado por Estados Unidos y la Unión Europea en septiembre en respuesta a la incursión de Rusia en Ucrania.

El Belvedere también es el lugar donde se dan cita políticos, celebridades y los más ricos del mundo. Bill Clinton, Angelina Jolie, Bill Gates han sido vistos en años anteriores.

El salón de PricewaterhouseCoopers, con luces de color naranja y sofás blancos, se encuentra en el sótano del Belvedere. Tiene varias zonas semi-privadas acordonadas para los clientes, algunos visten trajes a la medida y botas de hielo, si quieren tener reuniones.

"Muchos acuerdos se cierran en Davos porque las personas que vienen aquí tienen la confianza de que se hace cara a cara", dice Walter Schindler, fundador de la firma de capital riesgo SAIL Capital Partners, mientras bebe vino tinto en un bar patrocinado por el fabricante de software Wipro.

"La razón por la que vengo a Davos es porque puedo conocer a la gente con la que quiero hacer negocios", dice Schindler. "Y no necesito ir a la conferencia para hacer eso."

Sin embargo, no todo el mundo quiere tener reuniones privadas del Belvedere. El multimillonario Rahul Bajaj, de 74 años de edad, presidente de uno de los mayores fabricantes de motos en India, Bajaj Auto, dice que está en el hotel para asistir a una recepción privada celebrada por el príncipe Andrés, segundo hijo de la reina Isabel II.

Bajaj dice que ama a Davos porque nunca hace negocios allí.

"He estado viniendo desde 1979, nunca he cerrado un negocio aquí", dice mientras Bajaj mientras espera en la recepción. "Sólo hay que ver a los amigos y disfrutar del clima".

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