Economía

Depresión y ansiedad son tres veces más frecuentes entre desempleados, señala reporte del WEF

El Foro Económico Mundial indicó que debido a esto la salud mental debería ser una prioridad en las políticas de los gobiernos al diseñar sus planes integrales de recuperación de la crisis poscovid.

Depresión y ansiedad se presentan hasta tres veces más entre la población de menores ingresos, por lo que la salud mental debería ser una prioridad en las políticas de los gobiernos al diseñar sus planes integrales de recuperación de la crisis pos-COVID, sobre todo entre las mujeres y quienes han perdido sus empleos, señaló un reporte del Foro Económico Mundial (WEF).

"La depresión y la ansiedad son hasta tres veces más probables para las personas con bajos ingresos, y el impacto del desempleo en la salud mental es peor en países con una desigualdad generalizada de ingresos y una protección contra el desempleo débil", señaló el estudio en el que el WEF recomienda a los gobiernos implementar políticas para focalizar apoyo financiero a estos grupos e intervenciones terapéuticas de bajo costo.

Los programas de combate a la pobreza, incluyendo las transferencias de dinero, pueden ayudar a reducir los efectos de la depresión y ansiedad causadas por la pérdida de empleo, insostenibles condiciones de vida y pobre alimentación, de acuerdo con un estudio de Harvard University y el Massachusetts Institute of Technology (MIT).

El impacto en la salud mental de vivir en tales circunstancias comienza a una edad temprana y puede conducir a un desarrollo cognitivo deficiente hasta la edad adulta, el estudio aboga por el apoyo financiero específico para las mujeres embarazadas y los padres de niños pequeños que viven en la pobreza.

"Las preocupaciones e incertidumbres resultantes pueden empeorar la salud mental. Proporcionar seguros de salud, de empleo o climáticos, u otras formas de aliviar los impactos, puede reducir la depresión y la ansiedad", señala el reporte.

El 55 por ciento de las mujeres reportan un impacto significativo por la pérdida de ingresos por la pandemia del COVID-19, según arrojó una encuesta entre 10 mil personas en 40 países, comparado con el 34 por ciento de los hombres.

Los desempleados son menos resilientes mental y físicamente que aquellos que permanecen en un empleo.

"Necesitan comer, tener refugio y atención médica", dijo David Blustein, profesor de consejería, psicología del desarrollo y educación en Boston College.

La inversión en la salud mental masiva ya mostraba un rezago antes de la pandemia, pero con ella, se ha vuelto imprescindible, advierten el estudio de Harvard y el MIT, "una inversión masiva en salud mental ya estaba atrasada. Ahora se ha vuelto críticamente urgente".

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