Economía

De la maleta al plato, ¿cómo llega el caviar a un restaurante en Cuba?

La lucha diaria del restaurante Na Zdarovie! en La Habana para conseguir sus insumos es una advertencia para quienes deseen invertir en Cuba luego del restablecimiento de las relaciones diplomáticas con EU.

Para mantener abastecido su restaurante situado frente al mar en La Habana, Gregory Biniowsky necesita muchos amigos.

La prohibición de realizar importaciones comerciales a la isla significa que muchos de los ingredientes de los platos de su restaurante de temática soviética Na Zdarovie! de la capital cubana llegan en el equipaje de conocidos que vuelven de Moscú o Miami. El menú del 21 de diciembre incluía arenque traído del exterior.

"El menú varía según quién haya estado en Rusia o Ucrania últimamente", explicó Biniowsky, que tiene 46 años y nació en Canadá. "Una maleta de caviar por aquí, una maleta de hongos por allá".


La lucha diaria de Biniowsky por conseguir insumos es una advertencia para quien esté pensando en invertir en Cuba luego de la decisión que tomó la semana pasada el presidente Barack Obama de restablecer las relaciones diplomáticas con la isla y atenuar un embargo que lleva cinco décadas.
Desde que el presidente de Cuba Raúl Castro comenzó a abrir sectores de la economía a las empresas no estatales en 2008, más de 417 mil personas fundaron compañías en la isla comunista, desde cooperativas a restaurantes para turistas, de acuerdo con los datos oficiales.

"No hablemos de capitalismo de mercado", declaró Biniowsky en una entrevisa en el centro de La Habana. "Esta generación de dirigentes cubanos ve a la empresa privada como una necesidad estratégica en la Revolución Socialista".

IMPORTACIONES ESTADOUNIDENSES


La semana pasada Obama anunció que Estados Unidos ampliaría las ventas y las exportaciones de algunos productos y servicios, entre los que se cuentan equipos de telecomunicaciones, a Cuba. También autorizará a los ciudadanos estadounidenses a importar 400 dólares de bienes y elevará el monto de dinero que los cubanos de los Estados Unidos pueden enviar a la isla a ocho mil dólares anuales.

Como extranjero, Biniowski no está autorizado a ser dueño de una compañía, por lo que el restaurante, que abrió en agosto, oficialmente está en manos de su esposa y amigos cubanos.

También tiene dificultades para publicitar el restaurante en el anticuado sistema de Internet de Cuba, que es lento y a menudo queda fuera de servicio. El restaurante incluso está decorado con artículos traídos en el equipaje de personas que llegaron en vuelos internacionales.

Sin embargo, Biniowsky dice seguir comprometido con la isla y quiere ampliar el local para financiar comidas baratas para las mujeres rusas y ucranianas que quedaron en Cuba tras la caída de la Unión Soviética en 1991.

Un punto a favor, dice, es la vista del puerto de La Habana que ofrece el restaurante, un lugar que no se ha visto afeado por los buques de carga en un país en el que las importaciones sumaron sólo 13 mil 800 millones de dólares el año pasado y en su mayor parte consisten en petróleo proveniente de Venezuela.

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