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Los máximos históricos de la deuda global, pública y privada, obligan a la cautela ante el riesgo de un sorpresivo endurecimiento financiero que haga más caro pagarla y los mercados emergentes son más vulnerables, advirtió este jueves Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Por ello, la directiva pidió tener más cuidado al asumir nueva deuda y que esta sea para inversiones productivas que den retornos en el mediano y largo plazo.
"El mundo también se enfrenta a una mayor incertidumbre, impulsada por las tensiones comerciales, el Brexit y riesgos geopolíticos. Si el sentimiento de los inversores cambiara, los prestatarios más vulnerables podrían enfrentar un endurecimiento financiero y mayores costos de intereses", dijo en su discurso de apertura de la Conferencia Anual de Investigación Jacques Polak, en Washington.
Una situación de endurecimiento financiero podría amplificar las correcciones del mercado e intensificar las salidas de capital de los mercados emergentes.
En los países de bajos ingresos, la alta carga de la deuda puede poner en peligro los objetivos de desarrollo, ya que los gobiernos gastan más en el servicio de la deuda y menos en infraestructura, salud y educación.
La deuda global, tanto pública como privada, alcanzó un máximo histórico de 188 billones de dólares. Esto equivale a alrededor de 230 por ciento de la producción mundial. El sector privado representa casi dos tercios de ese total.
La funcionaria del Fondo señaló tres prioridades que pueden ayudar a marcar la diferencia en los países en desarrollo: asegurarse de que los préstamos sean más sostenibles, lo que significa proceder con cuidado al asumir nueva deuda; verificar que las prácticas de préstamos sean más transparentes fortaleciendo instituciones que registren e informen deudas, y fomentar una mejor colaboración entre los países prestatarios y los prestamistas.
Recomendó a los países poner en práctica otras medidas como elevar los ingresos fiscales, intensificar el combate a la corrupción y burocracia.