Economía

Angus Deaton ciertamente merece el Nobel: Bloomberg

Deaton jugó un papel crucial en el desarrollo de métodos para la correcta medición de la pobreza y el consumo, un problema mayor de lo que parece y fundamental en muchas ramas de la ciencia.

Angus Deaton, ganador del Premio Nobel de Economía de este año, es una rareza: un esmerado científico social y un honesto estudioso de la configuración de políticas. En los últimos años, la ciencia económica no ha tenido un mejor defensor.

Profesor por muchos años en Princeton, Deaton jugó un papel crucial en el desarrollo de métodos para la correcta medición de la pobreza y el consumo, un problema mayor de lo que parece y fundamental en muchas ramas de la ciencia. Posteriormente, conectó estos hallazgos con los misterios del crecimiento y el desarrollo.

Como lo mencionó la Academia al anunciar el premio, este trabajo "ayudó a transformar la economía del desarrollo de un campo teórico con base en datos agregados a uno empírico basado en datos particulares y detallados".


No obstante, Deaton ha sido más que un pionero de la sofisticación matemática y estadística en la investigación económica. Ha dado el mejor ejemplo posible de cómo aplicar esas habilidades a la configuración de políticas. Su trabajo en el desarrollo expresa una urgencia moral real -considera la inequidad global como un llamado a la acción-, aunque es escrupuloso al reconocer los límites de lo que es factible. 

Un característica distintiva del canon Deaton: no hacerse ilusiones.

Es firme en cuanto a que ayudar a los pobres es un imperativo moral, por ejemplo, aunque ha mostrado escepticismo sobre a la efectividad de la ayuda extranjera. Muchos de los proyectos de ayuda individuales son válidos, afirma, pero incluso los mejores conllevan el riesgo de comprometer instituciones y socavar la democracia.

Como lo explica en "El Gran Escape", un recuento popular sobre el largo arco del avance económico que publicó en 2013:

Si la pobreza y el subdesarrollo son principalmente consecuencias de las pobres instituciones, al debilitar dichas instituciones o retrasar su desarrollo, extensos flujos de ayuda hacen exactamente lo contrario de lo que buscaban hacer

Esto puede parecer desolador. Pero el trabajo de Deaton no es ninguna expresión de resignación. Reconoce el asombroso progreso en el bienestar humano causado por el crecimiento económico y ha ofrecido múltiples consejos sobre cómo difundir sus beneficios y ayudar de una forma más efectiva a los pobres del mundo, y no menos importante, al reducir las barreras comerciales y migratorias que innecesariamente los limitan.

La ciencia económica podría aprovechar más el trabajo de Angus Deaton. No hay un mejor exponente actual de la ciencia económica como si importara.

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