Economía

Salen de la pobreza a 4.1 millones de personas, por aumentos al salario mínimo

Los incrementos del salario mínimo de 2018 a 2022 provocaron que el número de personas en situación de pobreza se redujera en 23.7 por ciento.

El incremento del salario mínimo entre 2018 y 2022 logró sacar de la pobreza a 4.1 millones de personas, afirma un estudio de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos.

Expone que la elasticidad de la pobreza al salario mínimo de -0.36 se puede interpretar que por cada 10 por ciento que ha aumentado el salario mínimo la pobreza se redujo en 3.6 por ciento.

El texto denominado El impacto del salario mínimo en la pobreza evalúa si el salario mínimo tuvo un impacto altamente significativo en el número de personas en situación de pobreza multidimensional.

“Los hallazgos muestran que, en efecto, con los incrementos de 2018 a 2022, el número de personas en situación de pobreza se redujo 23.7 por ciento. De los 5.1 millones de personas que salieron de la pobreza, 4.1 se deben exclusivamente al incremento del salario mínimo”, enfatiza.

Detalla que el salario mínimo prácticamente no tuvo ningún impacto en el empleo, pero sí incrementa el ingreso laboral de los hogares de manera significativa.

“Una vez que controlamos por endogeneidad, la Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores (PBPAM) tiene un impacto muy significativo en la reducción de la pobreza por cada incremento del 10 por ciento en el monto del programa, la pobreza se reduce en 13 por ciento, pero dado que el incremento del salario mínimo ha sido mayor, el impacto de este último es más alto”, agrega.


El análisis elaborado por Marco Antonio Gómez Lovera Luis Felipe Munguía, advierte que ambas políticas públicas tienen sus limitaciones.

“El salario mínimo ha tenido efectos muy positivos ya que ha reducido la pobreza, aumentado el ingreso y el consumo en el mercado interno, pero no se puede seguir incrementado de manera indefinida”, subraya.

Aunque aún hay espacio para su crecimiento, tiene que alcanzar un punto óptimo donde no se pierdan empleos y las personas trabajadoras tengan un salario digno, precisa.

“En el caso de la pensión para adultos mayores, la limitación es fiscal, no se puede seguir incrementando indefinidamente el monto de la pensión, sobre todo porque la población adulta mayor crece también cada año, sin medidas de política orientadas a su financiamiento”, recalca.

El estudio muestra la efectividad que tienen los programas sociales y la política de salarios mínimos para reducir la pobreza.

“Si el salario mínimo es incrementado en mercados laborales muy concentrados, como es el caso de México, es poco probable que exista pérdida de empleos, pero el ingreso de los hogares más pobres sí puede crecer de manera significativa”, menciona.

Refiere que el caso de México, se han probado diferentes estrategias para reducir la pobreza en el tiempo: se han intentado programas sociales focalizados, transferencias de efectivo condicionadas, entre otros.

En los últimos cinco años, el gobierno mexicano tuvo un giro en su política social y laboral. La política social se volvió universal y el monto de transferencia se incrementó considerablemente.

“Por otro lado, la política laboral ha sido revolucionada por cambios muy significativos como el aumento a casi el doble del salario mínimo en términos reales, la prohibición de la subcontratación, la democratización de los sindicatos, entre muchos otros cambios”, destaca.

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