Economía

Reserva Federal prepara alza de tasas más agresiva

Jerome Powell señala que está sobre la mesa un aumento de 50 puntos para mayo.

El presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), Jerome Powell, indicó que ya están considerando elevar en 50 puntos la tasa en la próxima reunión para hacer frente a la inflación.

Durante su participación en un evento organizado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), Powell aseveró que el Comité de la Fed ya analiza subir más rápido la tasa de interés, ya que consideró primordial el control de precios en esta coyuntura actual.

“Una alza de 50 puntos base está sobre la mesa”, destacó y dijo que todos los integrantes están comprometidos en reducir la inflación, por lo que este será el centro de la discusión en la reunión programada para el 4 de mayo.

“Nuestro objetivo es utilizar nuestras herramientas para volver a sincronizar la demanda y la oferta, de modo que la inflación baje y lo haga sin una desaceleración que equivalga a una recesión”, enfatizó Powell, pues reiteró que las economías no funcionan si no hay precios estables.

De materializarse esta alza de 50 puntos prevista en mayo, la tasa de interés se ubicaría en el rango del 0.75 a 1.0 por ciento.

Varios integrantes del comité ya vaticinaban este ritmo más acelerado en el ciclo de alzas, incluido James Bullard, presidente de la Fed de San Luis, quien votó por un aumento de 50 puntos base en la reunión celebrada el 16 de marzo.

De acuerdo con un sondeo de Bloomberg, 38 de 50 analistas prevén que la Fed elevaría en 50 puntos la tasa, alcanzando el techo de 1 por ciento tras la reunión del 4 de mayo.

En marzo la inflación general en Estados Unidos repuntó a 8.5 por ciento a tasa anual desde el 7.9 por ciento registrado un mes antes. Esta situación no se vivía desde 1982 en el país vecino del norte, por lo que se han encendido las alarmas dentro del organismo monetario y en donde Powell aseveró que harán lo necesario para que el nivel de precios al consumidor retorne al objetivo del 2 por ciento.

En el panel del FMI participó también Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, quien calificó de ‘manejable’ la situación inflacionaria en la zona euro.

Señaló que, si bien se han registrado altos niveles en los precios de los insumos, gran parte de las alzas obedecen a los eventos geopolíticos actuales, principalmente ocasionados por la guerra de Rusia con Ucrania.

Lagarde no enfatizó sobre el rumbo que tomará la política monetaria en la zona euro, sin embargo, reiteró que serán claros sobre los tiempos, y añadió que, al congregar varios bancos centrales en la región, se complican las decisiones a tomar, por lo que adoptaron un tono más ‘dovish’ respecto a otros bancos centrales.

“Es un tema normalizar la política monetaria con las herramientas que tenemos. Somos una unión monetaria, con la complejidad que implica una unión monetaria con 19 políticas fiscales diferentes y eso lo hace un poco más complicado”, detalló.

Por su parte, Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, señaló que la evolución de las perspectivas económicas dependerá de cuánto dure la guerre y qué tan efectivas sean las políticas implementadas para enfrentar la inflación sin desacelerar el dinamismo de la actividad productiva.

Impacto sobre México

Alain Jaimes, analista de Signum Research, apuntó que el Banco de México no puede ignorar la dirección y magnitud de las decisiones de la Fed, por lo que tendrá que mantener el diferencial de tasas.

“Banxico se muestra muy preocupado por mantener un diferencial de tasas holgado, esto con el fin de que el peso mexicano no pierda competitividad contra el dólar, ya que existe un canal de transmisión de política monetaria que es sensible al tipo de cambio y por tanto también afecta a la inflación”, dijo.

Para Amín Vera, director de análisis de BW Capital, México podría alcanzar una tasa de interés de referencia cercana a 10 por ciento en los próximos dos años.

Entre los efectos por una mayor tasa se podría ver un incremento en la tenencia de instrumentos de renta fija y una relativa estabilidad del tipo de cambio, “pero a costo de un menor crecimiento económico en medio de lo que ya apunta a ser una recesión”.

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