Culturas

Rafael Lozano-Hemmer 'revive' a 'El Nigromante'

El artista visual creó 'Sesiones con El Nigromante', experiencia inmersiva en honor a Ignacio Ramírez por el bicentenario de su nacimiento.

El espacio, iluminado, se va oscureciendo conforme el espectador se acerca a una reproducción de la máscara mortuoria de El Nigromante, el gran liberal del siglo XIX. Un sistema de reconocimiento facial "roba" el rostro del visitante, que se proyecta sobre la máscara. Entonces se escucha una voz: "Los muertos no hablan... Las mujeres tienen que formar parte del sistema electoral... ¿Tú eres corrupto?".

Sesiones con El Nigromante es una experiencia inmersiva creada por el artista Rafael Lozano-Hemmer (México, 1967) en honor a Ignacio Ramírez, por el bicentenario de su nacimiento, que coincide con un polarizado proceso electoral en México.

La instalación se inauguró el pasado fin de semana y se exhibirá de forma permanente en la que fuera casa del pensador revolucionario, poeta, periodista y hombre de leyes, en su natal San Miguel de Allende. El alojamiento definitivo de la pieza tendrá lugar cuando termine la remodelación del recinto, que se realiza por los festejos de los 200 años de aquel visionario que, para Lozano-Hemmer, es un símbolo de modernidad.

Químico de formación, el artista radicado en Montreal trabaja desde hace casi 20 años en el arte público relacional, en el que la obra establece una interacción con el público mediante el uso de Internet o sensores de movimiento e iluminación, como es el caso de la instalación que exhibe en Guanajuato, o la que presentó en el Zócalo capitalino en 2000, Elevación vectorial, formada por 18 reflectores teledirigidos que proyectaban coreografías creadas por los espectadores.

Su otra línea de trabajo es la museística. Su firma está en el acervo de importantes recintos en países como el Reino Unido, Canadá y Estados Unidos, entre ellos el Museo de Arte Moderno de Nueva York, que en 2006 adquirió su pieza 33 preguntas por minuto, o la Tate Collection, que posee la pieza Público Subtitulado (2005).

El trabajo de Lozano-Hemmer vincula arte y tecnología; herramienta que, dice, a pesar de que tiene una finalidad distinta a la de la creación estética, le permite enfrentar el control político.

¿Qué nos dice El Nigromante actualmente?

Lo que me parece fundamental es que es una figura importante para México, y también internacionalmente. Él habló no solo de la inexistencia de Dios, sino de que los seres de la naturaleza se sostienen por sus propios medios y lo hizo 20 años antes que Darwin y 45 antes de Nietzsche.

¿Cómo interviene el pensamiento racional en el arte?

Soy un científico, me interesan los procesos naturales, la investigación, la experimentación... Creo que a través de estudios científicos y posiciones racionales y radicalmente empíricas podemos avanzar como civilización. Si alguien dice que vivimos un nuevo Renacimiento porque ahora el arte y la ciencia se mezclan, creo que exagera porque tal cosa no existe ni existirá, ambas disciplinas son muy diferentes: la ciencia busca simplificar, hallar fórmulas, predecir comportamientos, mientras que el arte justo busca la ambigüedad, la poesía, la crítica. Aunque sí comparten la inquietud por lo desconocido.

¿Qué representa para usted la humanidad como una especie que es suceptible de convertirse en arte, en parte de la obra?

Es la mirada del público la que crea la obra. Pero no soy humanista, estoy en contra de los que piensan que el ser humano tiene un lugar privilegiado en la Tierra. Claro, es inevitable, somos humanos, pero no moralizo sobre esa circunstancia; lo que sí defiendo es que lo que hago es perverso, en contra de los sistemas con los que yo mismo trabajo: mis obras tienden a ser una perversión del uso de la tecnología, para crear una especie de distopía.

Estamos ante el nacimiento de otro fascismo y la pregunta es dónde estamos los artistas, qué es lo que estamos haciendo para responder a esta creciente amenaza

Rafael Lozano-Hemmer
Artista visual

¿Cuál es el reto de los artistas en este mundo tecnológico?

Crear alternativas. En un mundo plagado de cámaras, donde sabemos que la privacidad no existe, crear situaciones críticas o poéticas que ayuden a que las personas se conecten unas con otras, en lugar de lo que está sucediendo. Es una idea de San Agustín, el Apocalipsis ya pasó, no es algo a futuro, como la ciencia ficción de George Orwell. El voto del Brexit o la elección en Estados Unidos están basadas en una serie de manipulaciones algorítmicas y entre más se metan los artistas en esas tecnologías, más podrán comentar, criticar o proponer nuevas opciones.

¿Cómo reacciona el arte ante hechos dolorosos como la "tolerancia cero" de Trump?

Cuando estalló la Guerra Civil española, los intelectuales de la época como Albert Camus o George Orwell se fueron a España porque el fascismo estaba naciendo y entendían cómo funcionaban esos mecanismos. Yo creo que hoy en día estamos ante el nacimiento de otro fascismo y la pregunta es dónde estamos los artistas, qué es lo que estamos haciendo para responder a esta creciente amenaza, porque esto está empezando; lo de Trump es el germen de un mal muy profundo: cuando los policías de ICE dicen que sólo obedecen órdenes es exactamente lo mismo que se dijo en los Juicios de Núremberg.

ACUDE

Exposición Sesiones con El Nigromante

Casa de Ignacio Ramírez. Umarán 38, Centro, San Miguel de Allende, Guanajuato.

Lunes a sábado, 10:00 a 18:00; domingo, 10:00 a 14:00 horas.

Entrada libre.

¿Los artistas deben politizarse?

Sí. No tenemos de otra. Estamos ante las puertas de un nuevo fascismo mucho más intolerante y más peligroso, porque no existe la privacidad: todo es métrica y nos tienen tomada la medida. Hay que hacer lo que podamos para encontrar libertad.

¿Cómo percibe la transición presidencial de México desde fuera?

Lo que siento es que hay un enorme hartazgo, una sensación de que estos políticos no representan opciones viables para el país, hay una desilusión enorme. Incluso comulgo con algunas ideas de (Andrés Manuel)López Obrador, pero tengo necesidad de ver a candidatos jóvenes, con nuevas ideas y que representen a las nuevas generaciones. México es un país piramidal demográficamente y siento que nuestros jóvenes no están bien representados.

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