Culturas

Los Stones se lanzan al rescate del blues

Ninguna otra banda hizo tanto por este género, cuando buena parte de los estadounidenses ignoraban la música negra.

Algo inesperado ocurrió a los Rolling Stones en el verano de 1964 durante su primera gira por Estados Unidos. El calor californiano les recordó que su imperio estaba a millas de distancia y que se encontraban en el lugar de sus sueños: America, la tierra del blues. Por fin, la cultura afroamericana que sólo conocían en canciones estaba ante sus ojos.

"Queremos conocer a Muddy Waters", dijo uno de los Stones al bajar del avión. Los guías del viaje se miraron entre sí. No podían desobedecer. La orden de los ejecutivos de Decca Records había sido clara: complacer a los muchachos en todo lo que quisieran. Lo que siguió fue un episodio cuya veracidad nunca ha sido confirmada; hoy es una de las grandes leyendas que rodean al grupo.

Los guías obedecieron. Complacerlos era lo mínimo que podían hacer por las nuevas caras de la Invasión Británica. Mick Jagger y Keith Richards estaban ansiosos por conocer a su ídolo. Pero lo único que obtuvieron fue un tour por los pantanos de Luisiana. En español, muddy waters quiere decir aguas pantanosas.

Expertos consultados por El Financiero aseguran que esta anécdota sintetiza la relación que existe entre los Rolling y el blues. Ninguna otra banda, afirman, ha hecho tanto por este género en materia de difusión, rescate y popularización.

Una labor que, por cierto, no ha concluido, pues hace poco el grupo anunció el lanzamiento, el 9 de noviembre próximo, de Confessin' The Blues, un álbum doble que recopilará 42 canciones de este género, previamente seleccionadas por los propios integrantes de la banda. Las ganancias serán destinadas a la Willie Dixon's Blues Heaven Foundation, institución que promueve el blues entre las nuevas generaciones mediante clínicas musicales, becas y trabajos de conservación e investigación.

"Suena increíble, pero los Rolling estaban mucho más familiarizados con la música negra de Estados Unidos que los propios norteamericanos. En aquella época de discriminación racial, una buena parte de la sociedad estadounidense ignoraba lo que sucedía con sus compositores negros", explica el crítico musical Octavio Echávarri.

Mick Jagger había estudiado Economía en la London School of Economics y era un estudioso de las luchas afroamericanas por la igualdad racial. A Keith Richards le fascinaba el blues rural surgido a principios del siglo XX en las plantaciones de algodón y a Charlie Watts le maravillaba el mundo del jazz y los procesos esclavistas de EU. Por eso, cuando llegaron a la Unión Americana, los Rolling Stones no se sintieron tan extraños. El disco que traían bajo el brazo —el primero de su carrera, homónimo— estaba conformado casi en su totalidad por canciones de viejos músicos de blues, como Willie Dixon, Jimmy Reed, Elias McDaniel o Slim Harpo, quienes en aquel entonces eran prácticamente desconocidos o estaban relegados en tabernas de poca monta.

"A nadie le gusta asomarse a su patio trasero. Y el patio trasero de Estados Unidos en aquellos años olía a desigualdad y racismo. Es algo similar a lo que ahora sucede en México con el huapango arribeño, que es desconocido por muchos mexicanos, pero muy valorado en el extranjero. El blues hablaba sobre pobreza, y los Rolling consiguieron sonar a eso, a pueblo: un gran logro para un grupo de chicos ingleses de clase media", comenta Antonio Rodríguez Frino, bluesista, poeta y maestro en Estudios Latinoamericanos por la UNAM.

Para Keith Richards el blues es la base. En su documental Under The Influence, advierte: "Si no conoces el blues, no tiene sentido tomar la guitarra y tocar rock o cualquier otra forma de música popular".

El periodista y fundador de la revista La Mosca, Hugo García Michel, explica que Richards modulaba su guitarra en una afinación abierta en Sol, algo que aprendió de Robert Johnson, el músico de blues cuya leyenda le apasiona a Keith tanto como una botella de Jack Daniel's. Se dice que Johnson vendió su alma al diablo en el cruce de las autopistas 61 —la misma de la que habla Bob Dylan en su canción Highway 61 Revisited— y 49, en Misisipi, a cambio de convertirse en el mejor guitarrista del mundo. Su fama fue efímera: murió a los 27 años tras ingerir misteriosamente una botella de whiskey envenenada.

Los Rolling Stones tomaron su nombre de la canción Rollin' Stone, de Muddy Waters, a quien conocieron en Chicago en los 70. De hecho, dice Echávarri, Jagger y Richards se sorprendieron de las condiciones en las que vivía su ídolo, quien en sus tiempos libres debía pintar las paredes del estudio de grabación de Chess Records. "Muddy estaba en condiciones muy infravaloradas antes de la llegada de los Stones a Estados Unidos. Gran parte del rescate de los músicos negros de blues de los años 60 se debió a ellos", añade.

Durante su adolescencia, Jagger y Richards eran aficionados a comprar viejos vinilos de blues procedentes de Estados Unidos. Muchos de estos discos llegaban de contrabando al Reino Unido, lo cual los obligaba a seguir un ritual casi romántico para llegar a sus casas y escuchar los aullidos de Howlin' Wolf o B.B. King. "Por su calidad de puertos, Londres y Liverpool fueron las ciudades que más recibieron este tipo de mercancía. Eso explica por qué surgieron bandas como los Beatles o los Rolling Stones en esas ciudades", observa García Michel.

"Al principio fuimos una banda de blues y después nos orientamos más hacia el pop, porque queríamos tener éxito y salir en la radio. Y entonces empezamos a ser un grupo cada vez más y más ecléctico", dijo Mick Jagger en una entrevista que después fue retomada por el libro According to The Rolling Stones (2009).

En su autobiografía Vida (2018), Richards recuerda así la colisión entre el mundo blanco de los Stones y la negritud profunda de Estados Unidos: "los músicos negros nos cuidaban mucho cuando tocábamos con ellos. Te recibían con los brazos abiertos, te daban de comer y tenías sexo. La parte de la ciudad en la que vivían los blancos estaba muerta. Al otro lado de las vías del tren había puro rock. Una experiencia formativa increíble. Un año atrás tocábamos en clubes de Londres y 12 meses después estábamos en Misisipi, un lugar al que nunca habíamos soñado llegar. Habíamos tocado esa música con mucho respeto y cierta distancia, y ahora estábamos olfateándola de cerca. Tu plan es tocar blues y al minuto siguiente estás con los que saben de verdad, y de pronto, ¡a la mierda!, a tu derecha está Muddy Waters".

Mick Jagger dijo en alguna ocasión que no se necesita ser negro y pobre para tocar blues. Al final, eran y siguen siendo solamente unos músicos ingleses queriendo divertirse. Aunque la juventud se les haya escapado hace mucho tiempo.

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