Culturas

Alianzas fatídicas

Steven Levistky y Daniel Ziblatt, profesores de la Univerisdad de Harvard, se enfrentan al gran tema de laactualidad. Con el libreralismo en crisis, ¿Qué factores pueden terminar con la democracia? Los ejemplos van desde el de Trump oel de Maduro hastamuchosotros en europacentral.

Cómo identificar entonces el autoritarismo en políticos que no tienen un historial antidemocrático evidente?

Para responder a esta cuestión nos remitimos al eminente politólogo Juan Linz. Nacido en la Alemania de Weimar y criado en plena Guerra Civil española, Linz conocía bien los peligros de perder la democracia. Mientras ejercía como profesor en Yale, consagró gran parte de su carrera profesional a intentar entender cómo mueren las democracias. Muchas conclusiones de Linz pueden consultarse en un libro cortito pero fundamental titulado La quiebra de las democracias.

Publicado en 1978, el libro recalca la función de los políticos y demuestra que su actitud puede apuntalar la democracia o hacerla tambalearse. Además, el autor esboza una prueba definitiva para identificar a los políticos antidemocráticos, si bien no llegó a desarrollarla del todo. A partir del trabajo de Linz, hemos concebido un conjunto de cuatro señales de advertencia conductuales que puede ayudarnos a identificar a una persona autoritaria cuando la tenemos delante. Deberíamos preocuparnos en serio cuando un político: 1) recahaza, ya de palabra o mediante acciones, las reglas democráticas del juego, 2) niega la legitimidad de sus oponentes, 3) tolera o alienta la violencia o 4) indica voluntad de restringir las libertades civiles de sus opositores, incluidos los medios de comunicación.

Un político que que cumpla con siquiera uno de estos criterios es causa de preocupación. ¿Qué tipo de candidatos suelen dar positivo en una prueba de papel tonasol para detectar el autoritarismo? Con frecuencia los candidatos populistas externos al sistema. Los populistas suelen ser políticos antisistema, figuras que afirman representar la voz del "pueblo" y que libran una guerra contra lo que describen como una élite corrupta y conspiradora. Los populistas tienden a negar la legitimidad de los partidos prestablecidos, a los cuales atacan tildándolos de antidemocráticos o incluso antipatrióticos. Les dicen a los votantes que el sistema existente en realidad no es una democracia, sino que ésta ha dido secuestrada, está corrompida o menipulada por la élite. Y les prometen enterrar a esa élite y reintegrar el poder "al pueblo". Ese discurso debe tomarse en serio. Cuando líderes populistas ganan las elecciones, suelen aslatar las instituciones democráticas.

En Latinoamérica, por ejemplo, de los quince presidentes elegidos en Bolivia, Ecuador, Perú y Venezuela entre 1990 y 2012 cinco eran populistas advenedizos.

También lee: