Ciencia

¿Cómo las bacterias de tu flora intestinal te pueden proteger (o no) del COVID?

Hay países que han tenido una cantidad relativamente alta de infecciones por coronavirus, pero que aun así han logrado mantener bajas sus cifras de muertes.

La cantidad de personas que han muerto con o por COVID-19 ha variado mucho en todo el mundo. Perú, el país más afectado del mundo, ha tenido 6 mil 067 muertes por coronavirus por cada millón de habitantes y 88 mil 345 casos registrados por millón de habitantes. Aproximadamente una de cada 15 personas que ha contraído la enfermedad en el país sudamericano ha muerto.

En el otro extremo del espectro está Nueva Zelanda. Ha tenido solo 10 muertes y 3 mil 136 casos por cada millón de personas, lo que significa que solo uno de cada 313 casos de COVID-19 en Nueva Zelanda terminó con la muerte de la persona.

Hay países que han tenido una cantidad relativamente alta de infecciones pero que aun así han logrado mantener bajas sus cifras de muertes. Japón ha tenido 17 mil 612 infecciones por millón de personas, pero solo 146 muertes por millón. Esto es a pesar de que casi una de cada tres personas en Japón tiene más de 65 años y, por lo tanto, tiene un mayor riesgo de COVID grave (la edad promedio de las personas que mueren por la enfermedad es más de 80 años).

Microbios presentes en el intestino

¿Qué ha mantenido baja la tasa de mortalidad allí? Un reciente estudio japonés tiene una respuesta. Informa que el riesgo de que las personas mueran de COVID-19 en Japón está relacionado con los microbios presentes en sus intestinos.

Este no es el primer estudio que indica que existe un vínculo entre los microbios intestinales y la gravedad por COVID-19 en las personas. Ya se ha informado de un vínculo entre las bacterias intestinales y el coronavirus en una investigación de Hong Kong y China.

Pero, ¿es plausible que esto esté marcando una diferencia específica en Japón? ¿Son los microbios intestinales de las personas en Japón realmente tan diferentes a los de otros países? En realidad, sí, lo son. Aunque nuestras dietas y nuestros genes son muy importantes para determinar qué bacterias intestinales portamos, nuestra ubicación geográfica es uno de los otros factores principales que influye en qué microbios albergamos.

Y es posible que las bacterias intestinales tengan un gran efecto en los resultados de la enfermedad. Se ha demostrado que el COVID-19 grave es más común entre las personas que tienen más de ciertos tipos de bacterias que participan en la descomposición y fermentación de los azúcares. Estos microbios y sus funciones también se observan en personas con altos niveles de inflamación y bajos niveles de células inmunitarias.

Esto no es sorprendente. Los microbios intestinales son muy importantes para regular nuestra respuesta inmunológica. Específicamente, son cruciales para garantizar que las células T que regulan el sistema inmunitario (células T reguladoras) se activen correctamente.

La importancia de la bilis

Entonces, ¿qué dice el estudio japonés? Por un lado, sus autores dicen que es la abundancia de un tipo específico de bacteria llamada Collinsella lo que coincide con la protección contra el COVID grave. Esto es inusual porque en las personas de Estados Unidos y Reino Unido, la collinsella en realidad está relacionada con una dieta baja de vegetales y con niveles más altos de inflamación.

Pero los investigadores japoneses también encontraron algo más. Las personas mejor protegidas contra el COVID grave parecían tener altos niveles de una sustancia llamada ursodesoxicolato en sus cuerpos también. Es lo que se conoce como un ácido biliar secundario.

Los ácidos biliares primarios son producidos por nuestro hígado y son utilizados por el cuerpo para descomponer las grasas. También son transformados por bacterias en el intestino para producir ácidos biliares secundarios, como el ursodesoxicolato.

En algunos japoneses, parece que su abundancia de bacterias Collinsella está cargando este proceso, produciendo más ursodesoxicolato de lo normal. Lo que parece ayudar a tener más ursodesoxicolato es que impide que el coronavirus se una a las células, que es lo que el virus necesita hacer para infectarlas, reproducirse y causar enfermedades.

No solo eso, sino que también se ha demostrado en experimentos de laboratorio que el ursodesoxicolato reduce la inflamación en ratas con una lesión en la columna y las ayuda a recuperarse más rápido. Esto también podría ayudar a reducir la gravedad del COVID, ya que en los casos graves la enfermedad puede empeorar debido a que el sistema inmunitario reacciona de forma exagerada al virus y daña los propios tejidos del cuerpo. Al reducir la respuesta inflamatoria al COVID, el ursodesoxicolato podría tener un efecto protector secundario.

Las bacterias intestinales contribuyen de manera importante a la producción de este ácido biliar secundario, pero los niveles de ursodesoxicolato no dependen totalmente de los microbios intestinales presentes. La buena noticia es que el ursodesoxicolato es seguro y está disponible como medicamento; se usa para tratar algunas enfermedades del hígado.

Lo que implica este estudio japonés es que potencialmente podríamos usar el ursodesoxicolato como medicamento para reducir la gravedad del COVID. Obviamente, se requieren estudios clínicos para demostrar si tomarlo realmente mejoraría los resultados de las personas contagiadas. Pero esta es una nueva y emocionante posibilidad.

*Para leer la nota original, publicada en The Conversation, da clic aquí.

Por Ana Valdés, profesora de Genética y Epidemiología Molecular en la Universidad de Nottingham.

*The Conversation es una fuente independiente y sin fines de lucro de noticias, análisis y comentarios de expertos académicos.

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