De niño, Marco van Basten soñaba con ser gimnasta.
Cuando vio al Ajax ganar la Copa de Europa en 1971, prefirió ser futbolista. Once años después, el oriundo de Utrecht reemplazó a su héroe, Johan Cruyff, y anotó un gol. Una volea suya cerró el marcador del encuentro contra la URSS y significó, hasta ahora, el único título internacional del conjunto Oranje.
Luego de una década en la cúspide del futbol internacional, su tobillo derecho le acortó el destino dentro de las canchas. Las lesiones y cirugías se volvieron frecuentes. Van Basten es una las mejores ocurrencias que ha tenido el futbol.
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