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Silva combina pasado de lavaplatos con promesas de crecimiento en Brasil

Como parte de su campaña electoral rumbo a la presidencia de Brasil, Marina Silva destaca su pasado humilde para atraer a los votantes de escasos recursos.

Hace 40 años, Marina Silva lavaba platos en la ciudad selvática de Rio Branco. En la actualidad es candidata a la presidencia y apela a su historia personal para atraer a los brasileños más pobres a pesar de que en economía adopta posiciones favorables a empresarios e inversores.

El ingreso de Silva a la competencia electoral en reemplazo de Eduardo Campos tras la muerte de éste en un accidente aéreo ha modificado el panorama, dado que las encuestas indican que atrae a votantes que antes se mostraban indecisos. Para ganar tiene que hacer más: restarle apoyo a la presidenta Dilma Rousseff entre los pobres, que se han beneficiado de 12 años de políticas de bienestar social durante la gestión del Partido de los Trabajadores.

Las promesas de Silva de desacelerar la inflación, garantizar la autonomía del banco central y revertir políticas fiscales que derivaron en una reducción de la calificación soberana apuntan a un público diferente: los seguidores del senador Aécio Neves, que atrae sobre todo a los brasileños más prósperos. Sus antecedentes personales la ponen en posición de combinar esa agenda de crecimiento económico con la capacidad de atraer votantes más pobres, dijo Rafael Cortez, un analista político de la compañía de análisis Tendências Consultoria Integrada. "Es una alternativa a los dos polos que dominan la política brasileña desde hace décadas", dijo. "Tiene buenas oportunidades de ganar".

Los votantes que consultó Datafolha que se mostraron indecisos o dispuestos a anular su voto disminuyeron 10 puntos porcentuales, a 17 por ciento, de julio a agosto, la primera encuesta que comprendió a Silva. La coalición que encabeza el Partido Socialista Brasileño de Campos la nombró su candidata el 20 de agosto.

DETRÁS DE ROUSSEFF

Silva, que tiene 56 años, está empatada en el segundo lugar con Neves con 21 y 20 por ciento de apoyo respectivamente, 15 puntos porcentuales por debajo de Rousseff para las elecciones del 5 de octubre, según la encuesta realizada el 14 y 15 de agosto que tiene un margen de error de más o menos dos puntos porcentuales.

El 43 por ciento de los consultados con ingresos inferiores a mil 448 reales (636 dólares) por mes, o dos salarios mínimos, apoya a Rousseff, según la encuesta, en comparación con 18 por ciento que favorece a Silva y 14 por ciento que apoya a Neves. La mandataria cuenta sólo con el apoyo del 18 por ciento de los grupos de mayor ingreso, los que ganan más de siete mil 240 reales por mes, en comparación con 27 por ciento de Silva y 38 por ciento de Neves.

Silva inició su campaña la semana pasada con críticas al manejo de la economía por parte del gobierno y dijo el 20 de agosto en su primera conferencia de prensa como candidata que el aumento de los precios al consumidor socava los intentos de Rousseff de reducir la desigualdad.

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