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Guerra Fría vuelve al mar Báltico tras novela policial submarina de Suecia

La caza submarina no es nada nuevo para Suecia, ya que ésta práctica se convirtió en un hobby sueco durante la década de 1980, con frecuentes avistajes en la costa báltica.

¿Es un submarino? ¿Es ruso? ¿Qué está haciendo frente la costa de Suecia?

La enredada novela policial náutica del mar Báltico trajo a la memoria la realidad y la ficción de la Guerra Fría, alimentando entre unos nerviosos vecinos la hipótesis de que la Rusia del presidente Vladimir Putin está creando más problemas regionales.

Si es que la nave es una de las suyas.

Los hechos son los siguientes: a fines de la semana pasada, la marina de Suecia recibió información sobre la presencia de un intruso submarino cerca de las islas que rodean Estocolmo. Todavía está buscando a la "nave extranjera" no invitada. Rusia se declara inocente. El resto es un misterio.

"¿Qué otro país podría ser?", preguntó James Rogers, profesor de seguridad europea del Colegio de Defensa del Báltico de Tartu, Estonia. "Rusia quiere afirmar su presencia e intimidar a los países que la rodean. Quiere ser reconocida como una gran potencia en el sentido que tenía este término en el siglo XIX. Quiere sacar músculos para que las potencias occidentales la escuchen".

Una incursión furtiva en las aguas territoriales suecas podría encajar en un patrón ruso que comenzó con el ataque de Putin a Georgia en 2008, se prolongó con una guerra económica contra países como Polonia y llegó a un clímax provisorio con la anexión de Crimea y el apoyo a los separatistas armados del este de Ucrania este año.

Al igual que con las operaciones en Ucrania, el Kremlin tiende a declarar que no está involucrado. En este caso, los culpables eran los holandeses, dijeron los portavoces de Putin. Los holandeses, por su parte, dijeron que su submarino, junto con cuatro buques de la marina, zarpó de Estocolmo con rumbo a Estonia el 16 de octubre y ahora se dirige a casa.

CAZA SUBMARINA

Los submarinos rusos tienen la costumbre de aparecer en el lugar menos indicado, unas veces por accidente, otras a propósito. La caza submarina pasó a ser un hobby sueco durante la década de 1980, con frecuentes avistajes en la costa báltica.

El más notorio se produjo en 1981, cuando un submarino ruso conocido como U-137 quedó varado en Karlskrona, sur de Suecia, cerca de una base naval del siglo XVII que en otra época proyectaba el poder imperial sueco en el Báltico.

Las fuerzas armadas rusas llegaron al punto más bajo en la era de la posguerra fría en 2000, cuando un submarino que llevaba el nombre de la batalla de tanques de 1943 de Kursk se hundió en el mar de Barents, causando la muerte de todos los marinos que se hallaban a bordo y dañando la confianza en el recién elegido Putin.

Los desastres navales reales -y ficticios como el de "La caza del Octubre Rojo", la novela de 1984 de Tom Clancy – ponen de relieve que el poder naval de Rusia es su eslabón militar más débil. Mientras que Estados Unidos puede acceder libremente a dos océanos, las salidas de agua cálida de Rusia se limitan principalmente a los mares Báltico y Negro y el norte del Pacífico.

Suecia adoptó una posición híbrida durante la Guerra Fría y todavía lo hace. Al igual que la vecina Finlandia, no es parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte y técnicamente se ocupa de su propia seguridad.

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