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Descontento social de clase media se torna violento en China

La construcción de un incinerador de desechos, generó la molestia de centenares de personas que se enfrentaron con la policía, quemando incluso algunas patrullas.

La primera vez que Yan oyó decir que las autoridades proyectaban un incinerador de desechos cerca de su casa en el este de China fue cuando un peticionario le entregó un folleto con advertencias sobre los contaminantes que podía arrojar al medio ambiente.

Temiendo que el quemador afectara la salud de su hijo pequeño, esta trabajadora del área de tecnología en Hangzhou solicitó al gobierno que detuviera el proyecto antes de sumarse a centenares de manifestantes cerca del emplazamiento propuesto el 10 de mayo. Se produjeron enfrentamientos violentos en los que se quemaron vehículos de la policía.

"Al comienzo, lo único que queríamos era tener una manera de reflejar nuestras preocupaciones y quejas al gobierno", dijo Yan, una mujer en la treintena que pidió no dar su nombre completo a raíz de la investigación gubernamental.

Las manifestaciones de Hangzhou, que llevaron a los funcionarios a suspender la construcción del incinerador, constituyeron la tercera de estas protestas en seis semanas –una tendencia que hace peligrar la búsqueda de estabilidad social por parte del presidente Xi Jinping. La historia de cómo una mala comunicación gubernamental desató allí rabia y luego choques con la policía se está reproduciendo en toda China en tanto habitantes más ricos y mejor informados se resisten con más fuerza a los proyectos industriales.

"El hecho de que los gobiernos locales no consulten a las comunidades locales es un problema serio", dijo Andrew Wedeman, profesor de ciencia política en la Universidad de Georgia en Atlanta. "Como propietarios, profesionales y posiblemente miembros del partido, sienten que deben ser consultados y eso pone furiosos a los habitantes cuando descubren que se tomaron decisiones sin previo aviso".

Clase media

La clase media crecerá casi al doble de 180 millones hasta unos 300 millones de habitantes para 2022, según una estimación de McKinsey Co. de 2013. Los ingresos en alza, una creciente impaciencia con respecto a la contaminación, y la preocupación relativa a "plantas molestas" que afecten los valores de las casas están motivando a más chinos a rechazar proyectos. Lo mismo ocurre, dijo Wedeman, con su demanda de transparencia y rendición de cuentas al Partido Comunista gobernante.

En Hangzhou, a una hora de Shanghái por tren, la noticia del incinerador se propagó luego de que un director de escuela, que desde entonces está detenido, detectó una notificación en el sitio del gobierno en Internet semanas antes del inicio programado de la construcción.

Las campañas masivas lograron detener proyectos industriales en otros lugares. Una planta química proyectada en la ciudad sureña de Maoming fue desechada el mes pasado en razón de que las protestas generaron enfrentamientos callejeros. En la provincia de Guangdong, vecina a Hong Kong, centenares de personas salieron a la calle para expresar su oposición a la propuesta de un crematorio.

Tres decenios de rápida industrialización han llevado la contaminación del aire en grandes ciudades a niveles récord, alcanzando en varias oportunidades el nivel que, según Naciones Unidas, pone en peligro la salud humana. Las reservas de alimentos también corren peligro en tanto el suelo de China está mezclado con contaminantes como mercurio y arsénico, según una investigación gubernamental de nueve años publicada el mes pasado.

En su información sobre las protestas en Hangzhou, la Agencia de Noticias estatal Xinhua dijo que 60 personas fueron detenidas por su "conducta violenta y chismosa". Al mismo tiempo, dijo que el gobierno local prometió no construir el incinerador sin el apoyo de la opinión pública.

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