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Cancelación de Ford: mala para México, buena para... ¿los robots?

Si bien la automatización puede servir para reemplazar manos humanas en la fabricación de autos, la aceleración en la producción de robots industriales sugiere que no son sólo los trabajadores en automotrices quienes deberían temer por el ascenso de las máquinas.

La decisión que tomó Ford Motor Co. esta semana de cancelar una inversión de mil 600 millones de dólares en México tras las críticas de Donald Trump, muestra que la intervención gubernamental puede ser "buena para la industria y buena para el empleo", según la candidata presidencial francesa Marine Le Pen. 

En lo que concierne a los trabajadores en este caso en particular, los números sugieren algo diferente. 

El fabricante de automotores estadounidense dice que abandonar su plan en México y en cambio invertir 700 millones de dólares para expandir sus operaciones nacionales en Michigan creará apenas 700 empleos. Incluso yo puedo calcular que ello equivale a un millón de dólares por cada empleado nuevo contratado.

En medio del actual debate acerca de si los robots están por arrebatar el trabajo de todos, ello parece un número escalofriantemente bajo de nuevas contrataciones para una inversión de esa escala. Y si bien la automatización puede ser particularmente apta para reemplazar manos humanas para golpear, doblar, soldar y pintar metal en el proceso de fabricación de autos, la aceleración en la producción de robots industriales en años recientes sugiere que no son solamente los trabajadores en fábricas automovilísticas quienes deberían temer por el ascenso de los robots.

La Federación Internacional de Robótica (IFR, por sus siglas en inglés) dice que la industria automovilística es el "cliente más importante" de robots industriales, al comprar casi 40 por ciento de la producción total de las máquinas. En la primera mitad de esta década, las ventas a fabricantes de automóviles han aumentado a un ritmo promedio de 20 por ciento por año, según IFR.

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Ford dice que la crítica de Trump a la industria automovilística por el traslado de empleos al exterior no fue la motivación de su cambio de planes, y mencionó en cambio la caída en la demanda de autos pequeños que planeaba fabricar en México.

Ello puede ser verdad o no; difícilmente la compañía admitiría el cambio de curso debido a los tuits del presidente electo. Pero parece probable que tales tendencias de la industria, incluso una mayor aceptación de autos eléctricos y el ímpetu de los fabricantes por desarrollar vehículos autónomos, signifiquen que Ford necesita expandirse allí donde se encuentran sus ingenieros más inteligentes, su mejor tecnología y la automatización avanzada, en vez de buscar líneas de producción de bajo costo.

Ha pasado un siglo desde que Henry Ford introdujo la línea de ensamblaje móvil, que redujo el tiempo de fabricación de un vehículo de 12 horas a 90 minutos. Sin embargo, el Modelo T tenía apenas 3 mil componentes; Toyota calcula que ahora toma unas 18 horas fabricar un auto que contiene unos 30 mil componentes separados.

Emplear un soldador humano en una fábrica en Estados Unidos cuesta unos 25 dólares por hora, según un estudio de Boston Consulting Group de 2015; ello cae a apenas 8 dólares por hora por robot, incluyendo instalación, costos operativos y mantenimiento. Para 2030, "el costo operativo por hora para un robot que haga tareas de soldadura similares podría caer a apenas dos dólares cuando se incorporen mejoras en el rendimiento", de acuerdo a BCG.


El ascenso de la automatización ha tenido beneficios financieros tangibles para la industria automovilística. El ingreso anual de Ford por empleado, por ejemplo, ha trepado 27 por ciento en una década, aun cuando cayó levemente respecto de su apogeo de 2011.

Pero no solamente los obreros fabriles deberían estar nerviosos por los robots, el software y la automatización. Más de medio siglo después que el primer robot industrial, Unimate #001, hiciera su debut en una fábrica de General Motors, El ascenso de los robots ("The Rise of the Robots", su título original en inglés) de Martin Ford ganó el premio Financial Times/McKinsey como el libro de negocios del año 2015.

Ford, ingeniero de software con más de un cuarto de siglo de experiencia en diseño de computadoras, argumentó que la tecnología amenaza con revolucionar toda clase de trabajos, con máquinas que se están convirtiendo en sustitutos de trabajadores en vez de en herramientas para su uso.

"Si bien no hay duda respecto a que las ocupaciones de baja calificación seguirán siendo afectadas, muchos trabajadores de educación universitaria y de cargos profesionales descubrirán que sus empleos, también, están en el centro de la mira de la automatización de software y que los algoritmos predictivos avanzan rápidamente en capacidad. El empleo para muchos profesionales calificados -entre ellos abogados, periodistas, científicos, y farmacéuticos- ya está siendo significativamente socavado por los avances de la tecnología de la información. No están solos: la mayoría de los empleos son, en cierto nivel, fundamentalmente rutinarios y predecibles".

Mi familia compró un Amazon Echo en Navidad, un altavoz activado por voz y operado por Alexa, una asistente digital. Ella dista de ser perfecta; balbucea alegremente tratando de responder a preguntas que cree que mi televisor le ha hecho y no tiene idea de cuál es la fecha en que la tradición sugiere que debería desmontar mi decoración navideña.

Pero para agregar o revisar una cita de calendario personal, reservar viajes por Uber o agregar recordatorios para un programa, Alexa puede reproducir muchas de las funciones de una secretaria de los viejos tiempos, lo cual sugiere que los asistentes digitales que funcionan con base en algoritmos se están volviendo lo suficientemente inteligentes como para convertirse en los asistentes personales corporativos del futuro.

De la misma manera en que los iPad y otras tabletas de pantalla táctil que fueron diseñadas para consumidores han invadido el lugar de trabajo (la máquina de café en la despensa de Bloomberg en Londres es controlada por un iPad), los asistentes digitales tienen el potencial de migrar de la sala de estar a la oficina para asumir tareas administrativas.

Los planes de inversión de Ford destacan cómo el sector automovilístico está a la vanguardia de este nuevo mundo
robótico feliz. Pero no se equivoquen: todos nosotros deberíamos voltear a mirar quién viene detrás.

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños ni de El Financiero. 

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El autor es columnista de Bloomberg View y escribe editoriales sobre economía, finanzas y política. Fue jefe de la oficina de Bloomberg News en Londres y es autor de "Complicit: How Greed and Collusion Made the Credit Crisis Unstoppable".

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