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¿Cómo evitar que la Estatua de la Libertad se ahogue?

'Lady Liberty' es el símbolo por excelencia de la cultura estadounidense, pero también es una imponente muestra de la vulnerabilidad de EU y el mundo ante el cambio climático.

¿Cómo salvar de las crecientes mareas a una estatua de 225 toneladas erguida en una pequeña isla en el puerto de Nueva York? Para empezar, llamas a alguien como Jerry Matyiko de Expert House Movers Inc. en Maryland. Él no vacila ante la pregunta de cómo salvar la Estatua de la Libertad.

Olvídate de remolcarla, dijo. Con la enorme base del monumento y el pesado pedestal de piedra sería imposible arrastrar la estructura desde la Isla de la Libertad. "No la moveremos, sólo vamos a elevarla sobre pilotes y colocarla en un espetón, así Nueva Jersey dejará de quejarse de que no los mira de frente," sugirió.

Matyiko es uno de los pocos expertos en reubicación de monumentos. El Servicio de Parques Nacionales le pidió que resolviera un problema igualmente complicado en los años noventa, cuando un faro de ladrillo en el Cabo Hatteras, en la costa de Carolina del Norte, estuvo a punto de caer al océano Atlántico a causa de la erosión. Había que alejar de la orilla al monumento de 4 mil 800 toneladas.

Matyiko trabajó con Joe Jakubik, gerente de proyectos de International Chimney Corp. en Buffalo, para idear una solución. Los trabajadores excavaron bajo el faro, cambiando su peso de la base original de granito a un sistema de torres de carga. Luego lo colocaron sobre rodamientos, cuidando que la gravedad no rompiera el frágil faro. Tardaron 30 días en mudar el faro a su nueva base, situada a media milla tierra adentro.

"No se baten récords de velocidad en tierra con los faros," apuntó Jakubik.

En los próximos años habrá mucha demanda de personas con experiencia en el traslado o protección de estructuras costeras vulnerables. Para fines del siglo, el aumento del nivel del mar podría obligar a millones de estadounidenses a abandonar las poblaciones costeras, desapareciendo con ello cientos de miles de millones de dólares en valor inmobiliario. Los monumentos culturales están igualmente expuestos. Activos de los parques nacionales estadounidenses por valor de más de 40 mil millones de dólares están ubicados a lo largo de costas consideradas en riesgo de "exposición alto" según un estudio publicado en 2015 por la dependencia.

Los faros parecen una misión fácil comparada, por ejemplo, con la icónica dama de la antorcha reconocida por casi todos en el planeta. ¿Qué hacer, entonces, cuando las aguas lleguen a la Estatua de la Libertad?

La Estatua de la Libertad fue fabricada a fines del siglo XIX con placas de cobre, cada una de un grosor aproximado de una moneda de dos centavos, sujetas y unidas a un esqueleto de hierro. El monumento de 46 metros descansa sobre un pedestal de piedra de 27 metros, que a su vez descansa sobre una base de 20 metros.

En su posición actual, con los dedos de los pies a unos 47 metros por encima de la línea de flotación, la estatua está mejor protegida que muchos de sus vecinos humanos. En un caso extremo planteado por el sitio web Climate Central, el derretimiento de las capas de hielo en la Antártida haría que el nivel del mar aumentara aproximadamente 3.65 metros para el año 2100. Eso bastaría para producir mareas altas promedio de más de medio metro por encima del nivel de inundación causado por el huracán Sandy, que anegó la isla Liberty y destruyó sus sistemas eléctricos.

Si el aumento del nivel del mar o las tormentas cada vez más violentas llegaran a afectar algún día la base de la estatua, el puerto de Nueva York encarará muchos otros problemas, incluyendo cómo proteger a los residentes de Manhattan y los miles de millones en valor inmobiliario. Los esfuerzos de la ciudad para protegerse podrían incluso contemplar barreras que protejan el puerto, aunque construir una muralla marítima de ese tipo resultaría costoso.

Sin embargo, es difícil resistir el poder del símbolo. Hollywood tiene una larga historia de recurrir a esta estatua para representar la debacle del país. Ha sido decapitada en Escape From New York, congelada en The Day After Tomorrow, acribillada en X-Men, ahogada en Independence Day y enterrada en Planet of the Apes. El impacto emocional de permitir que el mar trepe por esta encarnación de la nación podría muy bien movilizarnos a la acción para protegerla.

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A pesar del vapuleo al que la someten los cineastas, en la vida real la estatua ha estado a salvo por casi un siglo. Después de un incidente en 1916 donde saboteadores alemanes hicieron estallar una cercana fábrica de municiones, dañando a la estatua, la estructura disfrutó de una salud relativamente buena hasta la marejada provocada por el huracán Sandy en 2011.

Tras la tormenta, los climatólogos relevaron a Hollywood y convirtieron la Estatua de la Libertad en un símbolo imponente de nuestra vulnerabilidad nacional ante un planeta cambiante. El Servicio de Parques Nacionales estimó que los activos en la isla Liberty y en la vecina isla Ellis valían 1,500 millones de dólares y afirmó que las islas eran riesgos de "exposición alta." Naciones Unidas también destacó la vulnerabilidad de la estatua en un documento sobre los sitios Patrimonio Mundial en un clima cambiante.

"El cambio climático es una amenaza que se produce muy lentamente en un período de tiempo al que la gente no está acostumbrada. Los recursos culturales representan un microcosmos de ese mayor desafío," indicó January Tavel, un historiador de la arquitectura de la firma ICF, quien sondea a los administradores del Patrimonio Mundial sobre lo que piensan del cambio climático.

La tarea de adaptar una obra de arte mundialmente famosa a un clima cambiante refleja los desafíos que enfrentan las comunidades costeras. Hasta ahora, la reubicación por razones climáticas se ha limitado en Estados Unidos a un puñado de comunidades en la costa del Golfo de Louisiana y el norte de Alaska. A medida que el nivel del mar aumente, los gobiernos afrontarán decisiones difíciles sobre cómo gastar los limitados recursos para reforzar las costas.

"Probablemente encontraremos alguna manera de proteger la Estatua de la Libertad contra el aumento del nivel del mar", dijo Marcia McNutt, presidenta de la National Academy of Sciences, durante una mesa redonda en enero.

La primera pregunta que debe hacerse ante cualquier estructura en peligro por el aumento de los mares es relativamente obvia: ¿Quieres protegerla o quieres moverla?


La buena noticia es que la Estatua de la Libertad fue diseñada para ser transportable; el brazo que sostiene la antorcha fue exhibido en un parque de Manhattan mientras Joseph Pulitzer organizaba una campaña de recaudación de fondos para pagar por el pedestal de piedra de la estatua. Luego de un par de años, el brazo fue desmontado y regresó a París, donde fue unido al cuerpo y expuesto por otros dos años.

Pero las cosas han cambiado desde la época de Pultizer. La estatua atravesó una importante restauración en los años ochenta para reparar más de un siglo de oxidación, y el esqueleto original de hierro fue reemplazado por material no ferroso. Dado que la estatua ya estaba en su sitio, nadie pensó en diseñar el nuevo esqueleto para facilitar una mudanza, explicó Edward Berenson, autor de The Statue of Liberty: A Transatlantic Story. Hoy sería mucho más difícil desmontar la estatua en paneles fácilmente transportables, dijo, lo que significa que de moverla, tendrían que trasladarla intacta. Podría funcionar "si tuvieras algunas grúas colosales", apuntó Berenson.

Pero retirar la estatua de su pedestal es sólo el comienzo del problema. El monumento ha demostrado ser un generoso símbolo en el transcurso de los 150 años desde que fue concebido; representando, en diferentes momentos, la democracia, el espíritu abolicionista, la amistad entre el pueblo francés y el estadounidense y la "puerta dorada" de Estados Unidos. ¿Tendría el mismo significado si la arrastraras por el litoral hasta dejarla en Filadelfia o Washington? ¿Cómo decides dónde colocarla, qué otro monumento hay que quitar para dejarle lugar y, dados los recursos limitados, qué más salvar?
"La estatua podría ser un símbolo aún mejor debajo del agua que elevada sobre ella."

Proteger la estatua plantea su propio rosario de desafíos. El aumento del nivel del mar es, al menos por el momento, irreversible. Elevar la estatua podría significar invertir grandes sumas para retrasar simplemente lo inevitable, y tal vez se requieran inversiones posteriores en el futuro. Los guardianes de algunos sitios emblemáticos amenazados por el clima han reconocido ya que no pueden salvarlo todo, advirtió Adam Markham, subdirector de clima y energía del grupo de científicos Union of Concerned Scientists. Eso incluye sitios en la cercana Gateway National Recreation Area, que también sufrió inundaciones durante el huracán Sandy. Las comunidades próximas a la costa de Jersey encaran un escenario parecido, allí los propietarios están levantando barreras marinas y elevando sus hogares en vez de reubicarse.

Un sitio de patrimonio local puede ser ventajoso para una comunidad, "porque les da a las personas una razón para volver" después de un evento destructivo, señaló Anne Siders, doctoranda de la Escuela de Ciencias de la Tierra, Energía y Medio Ambiente de la Universidad de Stanford. También hay una desventaja. Si las comunidades insisten en "reconstruir en un área vulnerable, pueden estar poniendo a la gente en peligro," dijo.

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La medida más prudente podría ser destinar el dinero en la reubicación de las personas y dejar que la naturaleza siga su curso con la Estatua de la Libertad y, si se ahoga, que sirva como un monumento a la hybris humana. La estatua podría ser un símbolo aún mejor debajo del agua que elevada por encima de ella.

Hace una década, un comerciante de arte llamado Guillaume Duhamel vio el molde original de "Lady Liberty" de Frédéric Auguste Bartholdi en un museo de París. Tras negociar con el museo, Duhamel tuvo la oportunidad de hacer un pequeño número de copias del molde de yeso que Bartholdi utilizó como base para su diseño a gran escala.

Específicamente, pudo hacer 12 copias del molde, que tenía una escala de 1/16. El promotor inmobiliario neoyorquino Leonard Stern compró una réplica por 1 millón de dólares y la colocó frente a una torre de oficinas en Manhattan. Un empresario de Chattanooga llamado Jim Berry compró otra. Esas copias se sumaron a decenas de réplicas menos precisas, esparcidas desde Ucrania a Brasil.

"Digamos que se destruye," dijo Duhamel. "Estoy seguro de que puede reconstruirse. Tenemos los planos y tenemos la tecnología. En el peor de los casos, podrías comprarme una copia por un millón de dólares."

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