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Beckham, Ronaldo y Messi le deben su fortuna al mismo hombre

Jean-Marc Bosman es un futbolista belga retirado que cambio la historia del balompié con un fallo judicial que luego benefició a superestrellas del deporte.

Todo el mundo en el futbol europeo debería saber su nombre, pero pocos sabrían dónde vive o lo reconocerían en la calle.

La próxima semana se cumplen 20 años desde que Jean-Marc Bosman, un poco conocido mediocampista del más chico de dos clubes en una pequeña ciudad belga, ganó una batalla legal que marcó un hito y da a los más grandes jugadores derechos para cambiar de equipos.

En última instancia, condujo al Real Madrid, al Barcelona y al Manchester United a ensamblar las listas de talentos de todo el mundo con figuras como David Beckham, Cristiano Ronaldo y Lionel Messi con contratos millonarios.

"Mi nombre es Bosman, pero incluso si no soy recordado, la regla Bosman será recordada", dijo el ex jugador, ahora de 51 años, en una entrevista telefónica con motivo del aniversario. "Es el caso del siglo".

El belga y sus abogados son tan esenciales para la riqueza de los jugadores europeos, como el magnate de los medios Rupert Murdoch y sus contadores. Junto a la explosión en los ingresos de la televisión en los años 90, el fallo Bosman dio rienda suelta a un boom que transformó el deporte en lo que es hoy: una competencia entre los súper ricos tanto en el campo, como fuera de él.

RFC LIEJA

Todo empezó cuando el Royal Football Club de Lieja, el club de Bosman, se rehusó a permitirle formar parte del USL Dunkerque en Francia sin pagar una cuota, una vez que su contrato había expirado. Bosman se embarcó por años en batallas legales que terminaron con la sentencia de la Corte Europea de Justicia que no solo permitió a los jugadores de todo el continente ser agentes libres, sino que también anuló restricciones locales sobre el número de extranjeros en un equipo.

Bosman se convirtió para el futbol europeo en lo que Curt Flood es para el beisbol en Estados Unidos luego de su enfrentamiento que condujo a la libre contratación. El cambio de clubes de los futbolistas profesionales después de terminados sus contratos se dice que es "un Bosman".

Hay otras similitudes: en lugar de deleitarse en sus riquezas, ambos terminaron relativamente en harapos.

Tras quemar hasta 16 millones de francos belgas (unos 470 mil dólares en aquel momento) de la compensación que ganó de la asociación nacional de fútbol en 1998, Bosman tenía poco a lo que recurrir. No hubo autos rápidos o acuerdos de patrocinio que hicieron a los jugadores nombres muy conocidos fuera de la cancha. Para el belga, se trató de una factura legal, ayudas estatales y una vida que se deshizo en una batalla con la adicción.

"En el mundo del futbol, ya no era bienvenido", dijo Bosman. "Gané el derecho para la libre circulación de los jugadores. No he recibido muchos agradecimientos".

LA MÁS GRANDE APUESTA

El caso tomó más de cinco años en avanzar, tiempo durante el cual Bosman fue "impedido" de jugar cuando aún no había cumplido los 30 años, típicamente la cima de la carrera de un jugador de futbol, según Daniel Geey, socio de la firma legal deportiva Sheridans.

Sin Bosman, no habría un mercado de transferencias de 5 mil millones al año. Y dista mucho de cuando jugadores provenientes de distintos lugares de Gran Bretaña eran considerados exóticos, de acuerdo al antiguo seleccionador del equipo nacional de Inglaterra, Graham Taylor.

"Recuerdo que firmamos con un par de jugadores de Escocia y fue como una gran cosa", rememoró Taylor de su propia carrera como jugador en la década de los 60. "Al final del día, el futbol es un juego mundial".

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