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Bandas viven bajo tierra por meses para robar oro

La extracción ilegal de oro y otros minerales, mueve mil 300 millones de dólares en un año; la mezcla de corrupción y pobreza que impulsa a los hombres a extraer metales está extendiendo el problema de las minas abandonadas a las activas, poniendo en peligro una industria de 120 años de antigüedad.

Hein Westraadt, responsable de seguridad del mayor productor de oro de Sudáfrica, estaba terminando unas tareas administrativas cuando un colega se acercó corriendo a su escritorio para pasarle un dato.

Treinta y tres mineros ilegales habían entrado clandestinamente a una de las minas más grandes de Sibanye Gold Ltd. y habían robado mineral durante tres meses sin ser detectados, mientras vivían a 1.6 kilómetros de profundidad.

El descubrimiento de Westraadt permite echar una mirada al comercio ilegal de metales preciosos de Sudáfrica, que mueve unos mil 300 millones de dólares al año y del que forman parte inmigrantes pobres, empleados de las minas, vendedores de metal, refinerías improvisadas y bandas delictivas. La mezcla de corrupción y pobreza que impulsa a los hombres a extraer metales en forma ilegal está extendiendo el problema de las minas abandonadas a las activas, poniendo en peligro las instalaciones de una industria de 120 años de antigüedad que ha producido un tercio del oro del mundo.

"Es un problema enorme que se da en toda Sudáfrica", dijo Graham Briggs, máximo responsable ejecutivo de Harmony Gold Mining Co., que cerró Kusasalethu, su principal explotación, durante dos semanas en octubre luego de que la invadieran más de cien presuntos mineros ilegales. "Sin duda hay más agresión y más competencia. Los mineros ilegales pueden ser una amenaza para la organización, en especial desde el punto de vista de la seguridad".

Al amanecer del día siguiente en que realizó el descubrimiento en marzo de 2013, Westraadt, ex policía de 51 años, reunió un equipo de treinta guardias de seguridad e inició un viaje de 40 minutos en ascensores jaula y trenes subterráneos hasta el nivel 43 de la mina Kloof, a 1.1 milla de profundidad.

ENCUENTRAN HECES

Gatearon por túneles en desuso a 38 grados Celsius y finalmente encontraron un tramo excavado lleno de botellas de plástico, envoltorios de alimentos y heces.

Tras acorralar a los ladrones, detuvieron a los 33 hombres, que parecían haber vivido allí unos tres meses, y los entregaron a la policía que los esperaba en superficie, contó Westraadt. La piel se les había puesto grisácea y la luz del sol les lastimaba los ojos después de pasar tanto tiempo bajo tierra, dijo.

"Ahora ya no se conforman con las minas abandonadas sino que buscan minas activas con mineral más rico", señaló. "Esa fue nuestra redada más grande pero siguen viniendo".

Los hombres detenidos, todos del reino montañoso de Lesotho que está rodeado por Sudáfrica, se declararon culpables de robo y fueron sentenciados a entre veinte meses y ocho años de cárcel, dijo Sibanye.

En los siguientes tres meses, otras 66 personas fueron arrestadas y luego halladas culpables de cargos relacionados con la minería ilegal en las instalaciones de Sibanye, según informó la compañía.

Los mineros ilegales pueden alquilar las tarjetas de acceso de los empleados por unos 20 mil rand,
unos mil 700 dólarespor vez para poder entrar a las minas, de acuerdo con las entrevistas a más de una docena de ejecutivos de las mineras, personal de seguridad, policías y abogados. Disfrazados de trabajadores legales, suelen bajar en los ascensores jaula que los llevan hasta las áreas de extracción de minerales.

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