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Vietnam iba ganando la guerra comercial… iba

El país se está beneficiando tanto del conflicto que corre el riesgo de ser golpeado con los aranceles estadounidenses.

La guerra comercial del presidente Donald Trump tiene a Peter Chang batallando. Sesenta fabricantes de componentes que suministran a Foxconn y Samsung han visitado su parque industrial en Hanoi en los últimos tres meses. Todos buscan eludir los aranceles de EU a los productos chinos. "Necesitan ingresar a Vietnam ahora, de inmediato", dice Chang, subdirector de Shun Far Land, que opera el Parque Industrial Thuan Thanh II, cerca de Hanoi. "Tenemos a nuestro equipo de construcción esperando".

Chang negocia con los terratenientes vecinos para convertir los campos de arroz en líneas de ensamblaje para aprovechar el repentino auge de los negocios. Sin embargo, se da cuenta de que puede no durar. Incluso cuando las compañías extranjeras se están alineando en los parques industriales de Vietnam, la administración Trump está aumentando la presión sobre los líderes comunistas del país para frenar su creciente superávit comercial con Estados Unidos.

Vietnam está atrapado entre fuerzas contradictorias desatadas por la guerra comercial entre Estados Unidos y China: el país de 96 millones de personas se está beneficiando tanto del impasse que también corre el riesgo de ser golpeado con aranceles. Sus líderes tratan de convencer a la administración Trump de que son comerciantes justos en su intento de proteger las exportaciones a EU, que equivalieron al 20 por ciento del producto interno bruto (PIB) el año pasado y a casi el 26 por ciento en la primera mitad de 2019.

La fuerza laboral joven y relativamente barata del país, el gobierno estable y el entorno favorable para los negocios han convertido a la nación del sudeste asiático en una alternativa atractiva a China. Intel y Samsung fueron los primeros en detectar su promesa de fabricación: hoy emplean a más de 182 mil trabajadores combinados en fábricas que ensamblan conjuntos de chips y teléfonos inteligentes. Los fabricantes de tenis y consolas de videojuegos, entre otros, buscan trasladar la producción a Vietnam para evadir los aranceles estadounidenses sobre los productos chinos. Nintendo y Sharp son las multinacionales de tecnología más recientes en anunciar planes para reubicar sus operaciones allí.

El gobierno de Vietnam otorgó licencias de inversión a más de mil 720 proyectos en los primeros seis meses del año, un 26 por ciento más que en el mismo periodo del 2018. El país espera un crecimiento económico en 2019 de hasta el 6.8 por ciento, entre los incrementos más altos del mundo. Sin embargo, su dependencia de las exportaciones lo hace particularmente vulnerable al aumento del proteccionismo.

Su superávit comercial anual con EU ya había crecido a un ritmo vertiginoso, llegando a 40 mil millones de dólares en 2018. Totalizó 25.3 mil millones en los primeros seis meses de este año, un 39 por ciento más que en el mismo plazo del año pasado, según la Oficina del Censo de EU. La administración Trump ha aprovechado el empeoramiento del desequilibrio como evidencia de que algunas empresas están canalizando productos hechos en China a través de Vietnam para evitar aranceles, una práctica conocida como transbordo. En julio, Estados Unidos impuso aranceles de más del 400 por ciento sobre las importaciones de acero de Vietnam que, según dice, se originaron en Corea del Sur y Taiwán.

Washington está aumentando la presión sobre Hanoi de otras maneras. En mayo, se agregó a Vietnam a la lista de posibles manipuladores de divisas del Departamento del Tesoro, una designación que podría dar lugar a medidas punitivas. Un mes después, Trump, en una entrevista en Fox Business Network, describió a Vietnam como "casi el peor abusivo de todos" cuando se le preguntó si quería imponer aranceles a la nación. "EU ha dejado claro con Vietnam que tiene que tomar medidas para reducir el déficit comercial insostenible", djo el Representante de Comercio de Estados Unidos Robert Lighthizer en un comunicado para el Comité de Finanzas del Senado, publicado el 29 de julio.

La amenaza de nuevos aranceles contra los productos vietnamitas es real, asegura Sian Fenner, un economista de Oxford Economics con sede en Singapur, y añade que las exportaciones de textiles, computadoras y mariscos de la nación a Estados Unidos están especialmente en riesgo. La retórica cada vez más hostil de los estadounidenses hace que algunas compañías reconsideren su estrategia en Vietnam. Eclat Textile, una compañía taiwanesa que fabrica ropa deportiva para Nike y Lululemon Athletica, menciona que necesita llevar su producción fuera de Vietnam para protegerse de la posibilidad de que el país quede atrapado en el asalto arancelario de Trump.

A diferencia de la respuesta de China a los aranceles, lo más probable es que la reacción de Vietnam sea conciliadora por una simple razón: necesita a Estados Unidos mucho más de lo que Estados Unidos necesita a Vietnam. La Unión Americana envió menos de 10 mil millones de dólares en bienes a Vietnam en 2018. El país afirma que está comprometido a comprar más productos estadounidenses, desde aviones de Boeing hasta productos energéticos, posiblemente gas natural licuado, para ayudar a reducir su superávit comercial. Para aplacar aún más a Trump, los líderes vietnamitas podrían ofrecer ampliar el acceso al mercado a sus sectores de servicios, como telecomunicaciones, finanzas y seguros, apunta Fenner.

Mientras tanto, el primer ministro Nguyen Xuan Phuc ha ordenado a los funcionarios que aumenten los esfuerzos para tomar medidas contra los exportadores chinos que desvían productos a través del país. Vietnam está dispuesto a entablar comunicaciones con EU para "resolver rápidamente cualquier problema que surja", dijo Nguyen Phuong Tra, portavoz adjunto del Ministerio de Relaciones Exteriores de Vietnam, en un comunicado. Los líderes del país han estado trabajando para diversificar sus relaciones comerciales, lo que con el tiempo facilitará su dependencia de Estados Unidos.

Vietnam ha firmado más de una docena de acuerdos de libre comercio en las últimas dos décadas, incluido un tratado firmado recientemente con la Unión Europea, que eliminará casi todos los derechos de aduana.

Mientras tanto, los parques industriales son asediados por compañías que buscan huir de los aranceles aplicados a China. En el Parque Industrial Bau Bang, al norte de la ciudad Ho Chi Minh, las paredes de la fábrica se levantan de la tierra donde alguna vez estuvieron hileras de árboles de caucho. Se está completando la vivienda para miles de trabajadores, al igual que un hospital.

Hay un restaurante taiwanés cerca. Uno de los operadores de la zona empresarial recibe visitas de aproximadamente 18 proveedores extranjeros por semana. Eso es el triple de la tasa normal el año pasado, según Rose Chang, directora financiera de DDK Group, que participa en una empresa conjunta con Becamex IDC, respaldada por Warburg Pincus, para operar una sección de 80 hectáreas del parque industrial que albergará empresas taiwanesas que fabrican productos como auriculares, carriolas y muebles para albercas y patios.

Kinh Bac City Group, que opera parques industriales similares en todo el país, ha recibido visitantes de 90 compañías extranjeras este año que están explorando mudarse a una de sus locaciones del norte de Vietnam, comenta Phan Anh Dung, subdirector general. Una mañana reciente, estaba tomando un descanso después de reunirse con representantes de una compañía china que buscaba establecer operaciones en uno de los parques del grupo, a unos 45 kilómetros de Hanoi. GoerTek, un proveedor de Apple con sede en China, ha comenzado la construcción de una expansión de fábrica de 260 millones de dólares allí. "Nunca había visto algo así antes", afirma Dung.

Con la colaboración de Nguyen Kieu Giang, Mai Ngoc Chau y John Boudreau*

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