Bloomberg Businessweek

Trump, el 'maestro' de la improvisación, sin nada que perder y todo por ganar en 2020

¿Quién más podría dominar la conversación el próximo año?

Para 2020, el Game Changer por excelencia continuará siendo el mayor disruptor de los últimos tres años, Donald J. Trump. Y el próximo será uno en que actuará de forma más impredecible, tal vez más radicalizado, más desfachatado y más concentrado en lo que le traiga o quite puntos políticos.

El Trump que en 2015 bajó por las escaleras eléctricas de su emblemático edificio para anunciar su candidatura a la presidencia, aquel que dejaba el "estás despedido" para ahora simplificar déficits comerciales y cuestionar alianzas y tratados añejos, ese solo será una sombra de lo que el Trump 2020 traerá. Diez meses del próximo año estará en campaña, regocijándose con las porras de 'Build that Wall' y fomentando o reaccionando a los instintos más básicos de sus seguidores y las redes.

Las consecuencias de esos cambios de humor, de la retórica 'America First' no han impactado a ningún país tanto como a México. Hasta esa mañana del 16 de junio de 2015, cuando Trump afirmaría que México exportaba violadores a Estados Unidos, el peso promediaba 15.33 por dólar. El apetito y la estabilidad de la moneda mexicana no volvió a ser la misma y su vulnerabilidad a los vientos políticos de EU sigue igual o peor.

El plan de Trump para aferrarse a la Casa Blanca es no tener uno y confiar en sus instintos, así sea cambiándolos de último minuto. En la mañana puede publicar un tuit felicitando al gobierno mexicano por su trabajo en la frontera y en la tarde sugerir una incursión militar.

Muchos de los que pensaban que detrás de los comentarios incendiarios de Trump había una estrategia finamente diseñada indicarán que ha funcionado y sigue en ejecución. Ellos consideran que cada discurso de Trump, cada tuit o llamada a Fox News es como una jugada de ajedrez.

Pero no es así. La improvisación ha sido la norma y no la excepción. Lejos de coordinar una sinfonía, el expresentador de la serie 'El Aprendiz' encabeza un concierto de free jazz. En esos tonos, Trump es un prodigio. Y así ha evolucionado de desarrollador de propiedades a autor de bestsellers, conductor de TV y finalmente líder de un movimiento antisistémico que lo coronó con la presidencia.

No hay claridad si esa fórmula mágica que le arrebató los votos de obreros del medioeste americano a los demócratas se mantendrá para repetir la ventaja técnica en las elecciones del 3 de noviembre o si los demócratas lograrán limar sus diferencias ideológicas internas a tiempo para crear un frente común contra el ocupante de la Casa Blanca.

Pero una cosa es indiscutible, Donald John Trump no se guardará ni un golpe o artimaña para defenderse. En su arsenal permanecerán aranceles, redadas, deportaciones, muros y hasta acciones militares. Y por más que México quiera agachar la cabeza para que la guerra de lodo no le salpique, su cercanía a temas centrales de la campaña como comercio, migración y seguridad auguran que la volatilidad que arrastró a los mercados mexicanos hace tres años, y que ahora parece descansar, regresará y con fuerza.

Ahora bien, el presidente de EU no solo ha aportado dolores de cabeza a México, también ha contribuido a que en estos momentos el país no esté en recesión. Las políticas trumpistas tributarias, de eliminación de regulaciones y proteccionismo han encaminado a que la Unión Americana ligue cinco años de expansión.

Sin el continuo crecimiento del mayor socio comercial de México, la recesión técnica de 2019 podría haber llegado a categoría de crisis. Y es que no solo han crecido 37 por ciento las exportaciones de México a EU desde que Trump tomó el poder, también los migrantes latinos gozan tasas históricamente bajas de desempleo, lo cual ayuda a México, que tras un estancamiento en las remesas por muchos años, ahora recibe cifras inéditas.

Más de 3 mil millones de dólares se inyectan a la economía mexicana por esos traspasos cada mes. Es decir, en un trimestre llega más ayuda a las familias de migrantes que el presupuesto de un año completo para las pensiones a adultos mayores y becas a jóvenes. Un efecto dominó que muestra que dentro del 'America First', México puede ser un feliz segundo.

El próximo año, Trump recorrerá su campaña con la nube de haber sido acusado formalmente por la Cámara de Representante de violar la ley, pero también lo hará con la condonación del Senado, el marco ideal para un presidente polarizante. Su estandarte será el crecimiento económico de su país, que promedia 2.6 por ciento anual en los tres años de su presidencia. Los modelos sugieren que se encamina a una reelección, pero tampoco está garantizado.

Trump tiene que asegurarse que cada uno de sus seguidores vote, mantenerlos animados y vocales. Los discursos conciliadores y las posiciones moderadas difícilmente logran esto y para un político que domina el arte del 'bullying' es difícil imaginárselo con cordura cuando enfrentará un referéndum de su gobierno, sin nada que perder y todo por ganar. Ese será el Trump 2020, ese será el Trump que tendrá en vilo al mundo entero y, especialmente, a México.

También lee: