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Mineros de bitcoin que robaron energía a Islandia le devuelven el favor con tecnología

Gracias a su temperatura y a su electricidad geotérmica e hidroeléctrica, la minería de bitcoin explotó su energía, pero a cambio le dejó una nueva revolución.

Después de consumir casi la misma cantidad de energía que todos los hogares de Islandia juntos, es posible que los mineros de bitcoin estén a punto de devolver algo a la comunidad que los aloja.

Islandia está mirando más allá de la moda de las criptomonedas y apunta a otros proyectos que necesitan el mismo tipo de infraestructura de la que dependen los mineros de bitcoin. Estos incluyen áreas como aplicaciones de aprendizaje profundo para vehículos de autoconducción o traductores automáticos.

El bitcoin "probablemente no estará aquí en el futuro", dijo Johann Snorri Sigurbergsson, gerente de desarrollo comercial de la central eléctrica HS Orka en Islandia, que abastece de electricidad los centros de datos que utilizan los mineros. Pero los centros mismos se convertirán en nuevas incubadoras de tecnología, y "esa es la apuesta que estamos haciendo", dijo.

La minería de bitcoin requiere mucha energía, tanto para realizar la minería propiamente tal como para enfriar las enormes computadoras utilizadas para descifrar los códigos que liberan el suministro limitado de bitcoin. Islandia estima que la industria consumirá más de 100 megavatios antes de fin de año.

Energía barata

La isla se convirtió en un imán para la práctica una vez que los mineros descubrieron que el lugar es muy frío y que la electricidad allí –geotérmica e hidroeléctrica– cuesta mucho menos que en la mayoría de otros lugares. La energía barata de Islandia ya ha atraído a otras industrias que necesitan de mucha energía, como la fundición de aluminio.

Recuerdos dolorosos

Islandia es más sensible que la mayoría de los países al riesgo de respaldar a una industria que puede dirigirse al fracaso. Todavía tiene dolorosos recuerdos del colapso bancario de 2008, que obligó a la isla a recurrir al Fondo Monetario Internacional y tuvo como consecuencia controles de capital que acaban de ser levantados.

El futuro del bitcoin, y otras criptomonedas, no está nada claro. Después de subir hasta cerca de 19 mil dólares a fines del año pasado, cayó a menos de 6 mil dólares la semana pasada. Muchas otras formas de criptomoneda –el portal Dead Coins cuenta alrededor de 800 que ahora efectivamente no valen nada–han colapsado por completo.

Pero Islandia también necesita diversificar su economía para depender menos de la pesca, el turismo y la fundición de aluminio. Y dado que ya enfrenta una escasez de trabajadores, las industrias que necesitan menos mano de obra son bienvenidas, dijo Kristrun Frostadottir, economista jefe de Kvika banki hf. Ahí es donde los centros de datos creados para permitir la minería de bitcoin podrían jugar un papel clave.

Desarrollar conocimiento

Gisli Kr. Katrinarson, director comercial del mayor operador de centros de datos de Islandia, Advania Data Centers, dice que ha "desarrollado un conocimiento inmenso sobre las formas más eficientes de operar y mantener estos sistemas de cadenas de bloque" y ahora está utilizando este conocimiento y experiencia "para aumentar la calidad de servicio para nuestros clientes".

La próxima revolución

Para Islandia, la tecnología que llegó con la minería de bitcoin ayuda a crear un camino más claro para obtener los beneficios de la era digital. Katrinarson dice que Advania ya está trabajando con la Universidad de Stanford y HP Enterprise para simular cómo un corazón humano virtual podría responder a la medicación experimental.

"La cuarta revolución está comenzando", dijo Asgeir Margeirsson, máximo ejecutivo de la planta eléctrica HS Orka. "Sería terrible para nosotros en Islandia no seguir ese desarrollo. Si no participáramos del próximo desarrollo en el futuro, retrocederíamos".

Kristinn R. Thorisson, director del Instituto de Máquinas Inteligentes de Islandia, dice que los centros de datos que utilizan actualmente los mineros de bitcoin son "fundamentales para la revolución industrial que aún está en marcha". La inteligencia artificial actualmente todavía requiere "mucha más capacidad de procesamiento y datos".

"En este momento, hay menos oferta que demanda", dijo Thorisson, que predice "una importante dependencia de los centros de datos" durante "al menos los próximos 50 años".

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