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Lo de hoy es invertir en una startup antes de que salga a bolsa

Uno de los movimientos más recurridos por los inversionistas es apostarle a las tecnológicas mientras siguen siendo privadas.

En enero, WeWork llamó la atención de Silicon Valley y recaudó mil millones de dólares en lo que creía sería su ronda final de financiamiento antes de salir a bolsa. Ahora, esas ambiciones están rotas luego de que la empresa, que quema dinero a un ritmo alarmante, se vio obligada a sustituir a su fundador y director ejecutivo, y buscar todavía más recursos.

Es una advertencia para cualquiera que piense en poner dinero en una empresa privada: las ofertas públicas iniciales (OPI) no son la solución para recuperar su apuesta. Pero la inversión privada todavía tiene una mística. A medida que se desarrollaba el drama de WeWork a principios de octubre, unas 50 personas se reunieron una noche en el corazón del distrito financiero de San Francisco para aprender cómo respaldar a nuevas empresas privadas.

Los gerentes de fondos de cobertura, los traders de criptomonedas y otros recibieron consejos sobre cómo participar en rondas de capital de riesgo en etapas avanzadas y obtener acciones en acuerdos paralelos con empleados nuevos y otras personas con información privilegiada.

El evento fue organizado por Farvahar Partners, un banco comercial creado recientemente para asesorar esas transacciones. "Si desea acceder a estas cosas, puede hacerlo", dijo al grupo Joe Voboril, un exadministrador de fondos de cobertura quien ahora es socio gerente de Farvahar.

"El nivel general de interés en hacer inversiones antes de las OPI es una locura, está por las nubes", afirma Andrea Walne, socia de Manhattan Venture Partners.

Entrar antes de una OPI ayuda a un inversor a construir una gran participación más fácilmente. En una OPI tradicional, las empresas suelen vender una cantidad limitada de acciones y los bancos de inversión deciden quién la obtiene. "Eso puede dejar a un inversor con poca participación", menciona Bob Blee, jefe de finanzas corporativas de Silicon Valley Bank.

Voboril cree que las ofertas privadas finales (OPF), que permiten a los inversionistas aportar recursos mientras una empresa sigue sin salir a bolsa, representan un cambio estructural en los mercados de capitales. Algunas rondas privadas son tan grandes que palidecen las OPI que siguen. Uber Technologies Inc. recaudó miles de millones de dólares en financiamiento privado de patrocinadores como BlackRock, Fidelity y Wellington. Desde la salida a bolsa en mayo, las acciones han caído alrededor del 30 por ciento. Lyft, Peloton y SmileDirectClub también consiguieron grandes patrocinadores en transacciones privadas, solo para ver caer sus acciones después de las OPI.

En el evento en San Francisco, Voboril mostró una diapositiva de algunas de las OPI recientes de peor desempeño. La pérdida promedio fue de 32 por ciento desde la salida al mercado, pero los inversores en OPF generaron un rendimiento promedio de 34 por ciento.

No todas las inversiones privadas pagan rápidamente. Airbnb, que puede ser la próxima tecnológica que se haga pública, ha recaudado miles de millones de dólares, pero su valuación privada de 31 mil millones apenas se ha movido desde una ronda de financiamiento en 2016.

Airbnb es un ejemplo de otra forma en que la inversión privada está cambiando las OPI: la compañía está considerando listarse directamente en bolsa, según Bloomberg News. Las empresas que cotizan así no recaudan dinero nuevo: permiten a los fundadores y a los primeros inversores comenzar a vender sus acciones en los mercados públicos. Spotify y Slack Technologies ya se han hecho públicas de esta manera y con ello las OPI tradicionales han perdido importancia.

¿Qué hay de WeWork? Algunos inversionistas la consideran como una destacada entre las empresas privadas. "¿Hay compañías valuadas para la perfección en el futuro? Pues sí", afirma Blee. "Peso ello no es indicio de lo que ocurre en todo el ecosistema". Los bajos rendimientos de los bonos mantendrán a los inversionistas buscando mejores crecimientos en el sector tecnológico, considera. Y el declive de largo plazo en el número empresas públicas empujará a las instituciones financieras a los mercados privados.

Aun así, las valuaciones son altas y WeWork es el ejemplo claro de cómo las cosas se pueden empantanar sin el escrutinio cotidiano de inversores públicos.

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